El círculo de confianza de Laura Chinchilla se encoge más

Chacón, Boraschi e Irene Pacheco, tres ausentes más en el entorno presidencial

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La presidenta Laura Chinchilla tuvo que hacer esta semana algo parecido a lo que hace un marinero cuando siente que su embarcación hace aguas.

El golpe político que sufrió por el avión en que viajó hoy hace una semana a Perú, la obligó a deshacerse de parte del equipo más básico de Gobierno: el ministro de Comunicación, Francisco Chacón; el comisionado antidrogas, Mauricio Boraschi, y la asistente personal, Irene Pacheco.

Tres personas de la más densa confianza de la mandataria acaban esta semana fuera de Zapote. Ellas se suman a las personas y sectores que en estos tres años han ido bajándose del barco que Chinchilla comenzó a manejar en el 2010.

Además de la inestabilidad del gabinete , aún mayor que la que vivió el presidente Abel Pacheco entre el 2002 y el 2006, Chinchilla acumula distanciamientos con el expresidente Óscar Arias y su grupo más cercano de influencia, aparte de su propio Partido Liberación Nacional (PLN).

El presidente del Partido, Bernal Jiménez, dijo esta semana en radio Monumental que Chinchilla no representa a los liberacionistas, intentando evitar salpicarse con los cuestionamientos por el avión. El país está en año electoral.

Esta afirmación tampoco sorprende , pero confirma los malos humores entre Zapote y el Balcón Verde justo en momentos difíciles para Chinchilla, vitales para sus planes de gobierno y delicados para el candidato presidencial oficialista, Johnny Araya.

Con el caso de la concesión de la carretera San José- San Ramón y con el vuelo a Perú, el aspirante presidencial demostró que tampoco está dispuesto a apoyar cada posición del Gobierno. Esta semana aceptó que su campaña sale afectada por el último caso.

En la Asamblea Legislativa, los 24 diputados se han mantenido unidos y en contacto con el Gobierno, a pesar de esporádicas divergencias particulares, pero tampoco faltan los cuestionamientos. “No pareciera ser transparente”, dijo Luis Gerardo Villanueva el miércoles sobre la forma como se manejaba en Zapote el caso del avión.

Sin grandes soportes políticos, Chinchilla se había rodeado hasta ahora de un círculo más bien íntimo. Francisco Chacón era parte de este desde marzo del 2012, cuando dejó la curul a la que llegó impulsado por su amiga personal.

Fungió como vocero, escudo y estratega político en la Casa Presidencial al punto de opacar a Carlos Ricardo Benavides, ministro de la Presidencia. Este reconoció ayer que Chacón iba más allá de la comunicación, pero rechazó que lo hubiera desplazado en tareas.

La otra figura política caída esta semana fue Mauricio Boraschi, conocido desde hace años de Chinchilla y encargado de un sector que fue bandera durante la campaña política: la lucha contra el narcotráfico. Fue ella quien lo llamó “zar antidrogas”, lo que habla del amplio margen de acción que él tenía en sus funciones.

La tercera baja fue la asistente Irene Pacheco, quien carecía de cargo político alguno, pero llevaba 11 años acompañándola y llevándole la agenda a Chinchilla como diputada, vicepresidenta, ministra de Justicia y ahora mandataria.

Chacón, Boraschi y Pacheco son los nuevos ausentes después del polémico viaje de Chinchilla, quien también vio alejarse de tareas de gobierno a otras personas cercanas, como la consultora Florisabel Rodríguez y su marido Fernando Herrero, ministro de Hacienda.

Sí siguen en el gabinete ministros de especial poder o confianza como Anabel González (Comercio Exterior), Roberto Gallardo (Planificación) y René Castro (Ambiente), quien fue su jefe de campaña.

También recibe el consejo de su familia directa.