El presidente Luis Guillermo Solís emitió este martes la directriz para obligar a sus ministros a ejecutar bien el Presupuesto del 2015, aunque sin indicadores precisos para medirlo.
“Es solo un recordatorio”, dijo el mandatario sobre la medida, pues insistió en que ya había prometido eficiencia en la gestión de los recursos públicos. “Lo que no quiero es seguir paralizados en los ‘no se puede’”, dijo en conferencia de prensa.
Aún así, la directriz establece la obligación de reacomodar planes operativos para emparejarlos con los presupuestos institucionales, so pena de despido para los jerarcas que no cumplan. También tendrán que presentar reportes trimestrales sobre la ejecución financiera.
Además, el Ministerio de Hacienda vigilará mensualmente el gasto en viáticos, horas, extra, consultorías, gastos de representación y alimentos.
No hay, sin embargo, un margen mínimo de ejecución, pues Solís admitió la existencia de trabas o la posibilidad de imprevistos en una institución.
Por eso Hacienda no hará dictamen alguno y la calificación de “bien” o “mal” la hará el propio mandatario como base para ejercer una potestad que, de por sí, tiene siempre: mantener o cambiar el equipo de gobierno.
Esta directriz la anunció Solís este lunes como señal de garantía de buen uso de un presupuesto 2015 que generó un fuerte debate legislativo y que él aún no da por cerrado. Después de que fracasaran los intentos legislativos por recortarlo, el proyecto de ley tuvo una votación negativa, aunque después el presidente del Congreso, Henry Mora, emitió una resolución según la cual queda aprobado el plan de gastos 2015, por un total de ¢7,9 billones.
Ahora diputados opositores expresan dudas sobre el trámite y lo pretenden someter a consulta en la Sala constitucional, por lo que Solís dijo estar atento al desenlace, aunque dijo que no puede quedarse de brazos cruzados esperando un fallo definitivo.