Desigualdad en salarios aleja de las urnas a votantes de estratos bajos y medios

Informe Estado de la Nación alerta sobre las posibles repercusiones de este fenómeno en la democracia costarricense

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La desigualdad en los ingresos salariales de las personas afecta la participación electoral y debilita la democracia, según confirma el Informe Estado de la Nación del 2023.

Desde el año 2002, todas las elecciones nacionales han evidenciado una disparidad preocupante: aquellos con menores ingresos salariales tienden a participar menos en el proceso electoral en comparación con sus contrapartes de mayores ingresos, revela el estudio.

Como novedad, el informe concluye que las capas con salarios intermedios, que generalmente han tenido sus necesidades satisfechas, son las que experimentan la mayor disminución en la participación electoral.

El informe alerta sobre las posibles repercusiones de este fenómeno en la democracia costarricense, reconocida a lo largo de la historia por tener “estratos medios” fuertemente vinculados a la política con un alto nivel de participación y compromiso con los valores democráticos.

La literatura especializada en participación electoral ha documentado cómo la desigualdad económica se traduce en brechas de participación entre las personas de alto y bajo ingreso.

Si en circunstancias normales grandes segmentos del electorado no concurren a las urnas, el mandato político de las autoridades electas se debilita, pues carece de extendidos apoyos políticos para llevar adelante sus prioridades de gobierno.

En sus entregas anteriores, el informe había revelado este hecho, pero se fundamentaba en grupos o cantones. Esta vez pudo desagregar más datos para analizar a las personas de acuerdo con sus salarios.

Probabilidades de votar según ingresos

Procesos 2002-2018

FUENTE: PEN, Informe Estado de La Nación 2023, con información del Ministerio de Hacienda    || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.

Probabilidades de votar, según salarios

La probabilidad matemática es una medida numérica que cuantifica la posibilidad de que ocurra un evento. Se expresa como un número entre 0 y 1, donde 0 significa que el evento es imposible, 1 significa que es seguro que ocurra, y 0,5 indica que hay una probabilidad del 50%.

El estudio revela que, en una escala del 0 al 1, las personas con ingresos bajos muestran una probabilidad promedio de votar de 0,7 o incluso menos, mientras que aquellas con ingresos altos superan el rango de 0,8 a 0,9.

Por su parte, las capas medias presentan probabilidades que oscilan entre 0,6 y 0,8, aunque este grupo abarca una variedad más amplia de deciles en la medición.

Caída en la clase media

Rónald Alfaro, investigador del Informe, explicó que los estratos medios han experimentado una desconexión con la política, han quedado desilusionados y no se sienten representados por la oferta política actual, lo que ha resultado en su decisión de abstenerse de votar.

“Sucede que los ingresos de los estratos medios se han estancado, han estado congelados varios años y el costo de vida sigue subiendo. Las posibilidades de que los ingresos de este grupo mejore son pocas, lo que hace que un grupo importante de personas de clase media se retire de la política”, remarcó Alfaro.

Añadió que, en promedio, el 75% de la población de Costa Rica se clasifica como de clase media, lo que contribuye a explicar el porcentaje de abstención en este segmento, mientras que aproximadamente 20% se encuentra en situación de pobreza y el restante 5% corresponde a individuos con ingresos elevados.

Lo que provoca la desigualdad

Alfaro también explicó que el grupo con ingresos bajos se trata, generalmente, de personas en pobreza que ganan apenas el salario mínimo o menos, o reciben ayudas del Estado. En cambio, los de clase alta, generalmente con más estudios, tienen suficientes ingresos.

Según explicó, las personas con más ingresos tienen más recursos, no solo económicos, sino que también acceden a educación y empleos formales, lo que los motiva a participar más en política. Para Alfaro, este grupo da valor a la democracia por el acceso a los recursos que le puede brindar.

Explica que la desigualdad, al menos en términos políticos, genera la percepción de que algunas personas son menos influyentes que otras, lo que lleva a individuos a interpretar que tienen un poder de influencia inferior.

Es decir, aunque las personas de menos ingresos decidan participar en el proceso de votación, algunos podrían sentir que su voto tiene menos peso que el de otras personas.

“Este sentimiento puede conducir al aislamiento político, llevándolos a retirarse de la participación activa y asumiendo que la influencia que pueden ejercer en la política es poco estimulante”, indicó el investigador.