Desaciertos en seguridad sacan al ministro Tijerino del gabinete

Presidenta Chinchilla se abstuvo de detallar las razones del relevo

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Los últimos deslices públicos de José María Tijerino precipitaron su salida como ministro de Seguridad Pública, en momentos en que el Gobierno también evidencia desaciertos para atender el problema de la inseguridad.

Tijerino, abogado y exfiscal general de 63 años, dejará su cargo el próximo sábado 30 de mayo por “mutuo acuerdo” con la presidenta Laura Chinchilla, según lo anunció ayer ella misma.

Se trata de la cuarta salida de un ministro en lo que va de la presente administración. Sin embargo, esta baja ocurre en un sector clave dentro de las promesas de campaña que llevaron a Chinchilla a la Presidencia.

En esta materia, precisamente, el Gobierno recibió cuestionamientos por presentar, el pasado 14 de febrero, una política integral de seguridad carente de acciones y de metas específicas.

También, según lo admitió el propio Tijerino, no se ha podido cumplir la promesa de sacar a la Policía a la calle. Al inicio de su gestión, el funcionario solicitó $250 millones para financiar los programas de seguridad del período 2011-2014.

No obstante, el 28 de marzo, el Poder Ejecutivo retiró del Congreso un proyecto para gravar con un impuesto del 15% a los casinos con el que pretendía financiar la lucha contra el crimen.

Mientras tanto, en la última encuesta de la empresa Unimer para La Nación, realizada en marzo anterior, la inseguridad repuntó como la principal preocupación de los ticos y se confirmó como el área donde se le exige mayor acción al Gobierno.

En sintonía con este clamor, el viceministro Mario Zamora, quien asumirá el cargo de ministro el 1.° de mayo, anunció ayer que su meta es contener el aumento en las tasas de criminalidad, así como reducir el nivel de violencia con que se cometen los delitos.

En palabras de la propia presidenta, el relevo en el cargo se produce con el “reto más complejo que tiene el Gobierno de la República: enfrentar la delincuencia común y organizada”.

Sin razones. La mandataria no quiso profundizar ayer sobre las razones de la salida de Tijerino y, más bien, se deshizo en elogios a la hora de evaluar la labor del jerarca saliente y calificó su retiro como el “cierre de un ciclo”.

No obstante, el pasado 13 de abril el propio ministro dijo a La Nación que no tenía previsto renunciar al cargo.

Solo siete después, el jerarca se vio envuelto en un conflicto con la Policía Judicial al atribuir al peligroso cartel de Sinaloa el asesinato de una pareja en Puntarenas, ocurrido en febrero pasado.

Dicha afirmación resultó infundada y obligó al jerarca a disculparse el pasado Miércoles Santo.

Este fue el último capítulo de una serie de gestiones y declaraciones que comprometieron su credibilidad durante casi doce meses al frente de Seguridad.

Cumplió un ciclo. La versión oficial sobre la salida del ministro es la siguiente: “Ha cumplido un ciclo de acuerdo al mandato que recibió. Nos sentimos satisfechos con los productos propios de este primer ciclo y creemos que nos puede servir mejor en el destino que le tenemos previsto”.

Estas palabras salieron de la boca de Chinchilla, quien se negó a explicar la razón del relevo.

Más bien, la gobernante fue generosa al enumerar los logros de Tijerino: superó la meta de reclutamiento policial; entró con la Fuerza Pública a sitios como León XIII (Tibás) y Limón; defendió los controles en carretera; redujo el robo de vehículos y sentó las bases para una “buena academia de policía”.

Ante la insistencia de la prensa en saber por qué un ministro clave, y con tales logros, abandona el puesto, la mandataria resumió el asunto en seis palabras: “No hay nada más que agregar”.

Según Tijerino, él alcanzó un “mutuo acuerdo” con Chinchilla sobre su salida, el 14 de abril, luego de un “año de difícil gestión”.

Pero, el jerarca no se alejará del todo, sino que será trasladado a un puesto en el Servicio Exterior en Suramérica (cuyo destino aún no ha sido revelado), donde se dedicará a gestionar cooperación extranjera en materia policial.

Arrepentimientos. Aunque la presidenta se negó a citar un solo desliz de Tijerino, este reconoció públicamente dos de ellos en las últimas dos semanas.

El Miércoles Santo admitió que se equivocó al atribuir al cartel de Sinaola el doble homicidio en Puntarenas. Una semana antes, compareció ante al Congreso para pedir perdón por telefonear a una fiscala a fin de averiguar el estado de una causa judicial contra el exministro Rodrigo Arias.

En esa ocasión, dijo estar “arrepentido” y “mortificado” por haber hecho la llamada. “Comprometí la dignidad del cargo de ministro, aunque sin ninguna intención”, afirmó.

Tijerino enfrentó inconvenientes desde su quinto día de trabajo, cuando numerosos policías desobedecieron su orden de salir a las calles a patrullar.

Al jerarca también le tocó sobrellevar la crisis con Nicaragua por isla Calero, a donde envió policías armados que luego fueron retirados para dar paso a la invasión militar.