Controles flexibles imperan en Sixaola

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Sixaola (Limón). Atravesar a pie el puente bailey que comunica este poblado con la localidad panameña de Guabito es fácil... realmente muy fácil.

Ningún oficial vigila el paso de los transeúntes sobre la estructura metálica. Nadie les pide pasaporte ni documentos de identidad hasta que llegan a los puestos de control.

Al lado tico, los viajeros deben caminar unos 100 metros para llegar al local donde operan las oficinas de Migración y del Ministerio de Hacienda.

Sin embargo, debido a la falta de vigilancia, estas personas bien podrían desviarse para abordar alguno de los taxis que se parquean cerca y partir con rumbo desconocido.

Este trato flexible, si se quiere confianzudo, es el que reciben los turistas en este puesto fronterizo, en momentos en que una oleada de migrantes cubanos y africanos amenaza con penetrar al país desde Panamá.

Así, mientras en Peñas Blancas (frontera norte) y Paso Canoas (frontera sur) se reforzaron los controles y la presencia policial, en Sixaola todo sigue igual.

De hecho, La Nación comprobó que ayer, en la mañana, en este punto solo había una mujer policía y la oficina de Migración era atendida por dos funcionarias recién asignadas al puesto.

Luis Diego Gutiérrez, oficial de Hacienda destacado en este sector, comentó que no han recibido ninguna alerta sobre la posible llegada de indocumentados.

Gutiérrez manifestó que entre semana hay poco movimiento, pero que los fines de semana aumenta en forma considerable el paso de turistas. No obstante, dijo que sí revisan documentos.

Otros oficiales y vecinos de ambos lados comentaron que existen otras formas de pasar de un país a otro, sin completar los formalismos.

Indicaron, por ejemplo, que en algunos sectores del río Sixaola operan boteros que ofrecen transportar mercadería y personas a ambos lados de la ribera fronteriza.