Banhvi ignora cómo se gastaron ¢32.000 millones en bonos de vivienda

Falta de cuentas finales impide saber si el dinero llegó a familias pobres como se debía

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El Banco Hipotecario de la Vivienda (Bahnvi) desconoce cómo se gastaron ¢32.000 millones que entregó a entidades financieras autorizadas, para que otorgaran bonos de vivienda a familias de escasos recursos, incluso desde la década de los 90.

La suma equivale a casi la mitad de los recursos que el Fondo de Subsidios para la Vivienda (Fosuvi) tiene colocados en bancos, mutuales, cooperativas y fundaciones, sin que haya obtenido reportes finales del uso que le dieron. Tales recursos se denominan cartera vigente.

Asi lo detectó una auditoría externa sobre el Fosuvi, elaborada por el despacho de contadores Lara Eduarte, con corte a diciembre del 2015.

Al evaluar las finanzas del Fondo, la auditoría encontró que esta oficina del Banhvi no ha liquidado ¢32.000 millones de ¢65.000 millones transferidos a entidades financieras mediante contratos cuyos plazos de ejecución ya expiraron.

La mayoría de los proyectos caducó entre el 2008 y el 2015, aunque también hay ¢1.222 millones girados desde antes de 1994.

Es hasta la liquidación financiera y técnica, última etapa de cualquier proyecto de bien social, que se corrobora el cumplimiento del plan de inversión y del número de familias que recibieron un subsidio de vivienda y en qué condiciones.

Es hasta ahí que se verifica que cada etapa del proyecto se haya cumplido satisfactoriamente.

El Banhvi, por ser un banco de segundo piso, deja la entrega de los bonos de vivienda en manos de cooperativas, mutuales y otras organizaciones (entidades autorizadas), las cuales se encargan del contacto directo con las familias y con las empresas desarrolladoras de obra habitacional.

Esta es la primera vez que se escrutan las finanzas del Fosuvi, pues con anterioridad ni la auditoría interna ni algún órgano externo realizó un estudio sobre esos recursos, desde la fundación del Banhvi en 1986. Así lo declaró el ministro de Vivienda y presidente del Banhvi, Rosendo Pujol.

Según la auditoría, la falta de liquidaciones se debe a atrasos administrativos y debilidades en los controles internos del Fosuvi, aunque también han incidido factores externos como atrasos con permisos municipales, de agua, de luz, o bien, problemas con la escritura de las propiedades, por citar algunos ejemplos.

Esta problemática, según Lara Eduarte, limita el reporte de posibles situaciones de importancia sobre el manejo del Fosuvi a la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).

Incongruencia en las cuentas

La auditoría también reveló inconsistencias en los saldos del dinero que el Fosuvi dice haber colocado. Por un lado, el Banhvi asegura que la cartera asciende a ¢65.000 millones; pero las entidades autorizadas afirman que la cifra es de solo ¢37.000 millones, es decir, un 43% menos.

De acuerdo con la auditoría, esto se debe a que el Banco carece de un sistema de información tripartito que permita hacer las conciliaciones administrativas y contables con las entidades autorizadas y los desarrolladores, al tiempo que carece de una estructura de controles.

“La entidad adolece y no mantiene un desarrollo de un sistema Core (bancario). Es crítico y necesario el desarrollo de un sistema Core integral que permita una mayor eficiencia en los procesos operativos de control en las diferentes etapas de las actividades operativas críticas que ejecuta la organización en la canalización de los recursos para bonos de vivienda”, señala el informe.

Y agrega: “La estructura de control existente no corresponde a una estructura integrada entre el Bahnvi, entidades autorizadas y desarrolladores para el control de las operaciones relacionadas con los traslados de recursos del Fosuvi entre dichas entidades referente a operaciones de proyectos de vivienda, bonos colectivos, casos individuales ordinarios y artículo 59 (familias en extrema pobreza), devolución parcial por traslado de recursos, retenciones, garantías, entre otros”.

Incluso, señala que existen riesgos de que los expedientes sean manipulados por falta de una automatización de los procesos.

Detalla que los documentos se ubican en archivos con acceso a cualquier persona y sin ningún tipo de control.

'Es negligencia, no hablo de políticos'

El ministro Pujol fue vehemente. Ante una consulta de La Nación dijo estar “preocupado” por los resultados de la auditoría externa. En su criterio se debe a que el Banco, a lo largo de los años, ha sido manejado con “negligencia”.

“Eso es una negligencia de las administraciones anteriores, no hablo de políticos, hablo de la forma cómo se ha manejado el Banco en el pasado, yo creo que se necesita un cambio de cultura importante en el Banco y darse cuenta que esas cosas se tiene que manejar como una empresa seria y no como una pulpería”, declaró Pujol.

No obstante, considera que es “un poco abusivo” afirmar que el Banco desconoce cómo se gastaron esos ¢32.000 millones.

Asegura ahí están los proyectos y las familias beneficiadas, y que la información esté en el sitio web del Banhvi. Alega, además, que existen controles intermedios y que los recursos se giraron hasta corroborar que cada una de las fases del proyecto hubiese concluido.

“En realidad, en muchos casos lo que ocurre tal vez, es que un proyecto de ¢2.300 millones —y esto pasa con bonos comunales por ejemplo—, quedó un remanente de ¢20 millones o ¢10 millones y nunca las dos entidades dijeron 'vamos a cerrar esta cosa y vamos a sacarlo del sistema de proyectos vivos'. El tema básico es que la diferencia viene de que tal vez el Banhvi cree que no se ejecutaron ¢20 millones y la Fundación Costa Rica Canadá puede creer que son ¢50 millones. Ese es el caso, los proyectos están ahí, las viviendas están ahí, las familias están ahí. Esta auditoria no revela esas cosas”, expresó Pujol.

Con él coincide el subgerente financiero del Banhvi, Alexánder Sandoval, quien considera que para eso están los fiscales del banco y de las entidades autorizadas y que ellos también deben de asumir la responsabilidad.

No obstante, Sandoval le bajó el tono a los resultados de la auditoría. Asegura que el Banco sí cuenta con los controles necesarios y que solo se necesitan “bastantes mejoras”.

“Sí hubo algún asombro, alguna preocupación, créame que por la experiencia ningún informe de auditoría causa una sensación distinta cuando uno lo recibe como administración”, aseveró.

No obstante, reconoce sí podría hacer inconsistencias y anomalías. No negó que pudiese haber dinero que no se usó y que está ahí sin usar, o bien, que se haya gastado más de la cuenta, "eventualmente con los procesos como los llevamos porque los avances de obras se van realizando sobre los informes que se presentan, ¿qué vaya sobrando dinero? No le voy a decir que no, pero es relativamente poco”.

Tampoco negó que al final, tras conciliar las cuentas con las entidades autorizadas,no se logre conciliar las cifras con las entidades autorizadas.

“Esa posibilidad se puede dar, yo no le puedo decir que no, pero me parece que eso es poco probable por los procesos y los controles que yo le decía que se tienen durante todo el proceso de desarrollo de un proyecto”, añadió Sandoval.

Acuerdos de Junta Directiva

El 23 de febrero anterior, tras conocer los resultados de la auditoria de Lara Eduarte, la Junta Directiva del Banhvi acordó emprender las siguientes acciones:

-Enviar el informe a la Contraloría General de la República.

-Realizar auditorias externas al Fosuvi a partir del 2018.

-Instruir a la Auditoria Interna del Banco para escudriñe, año tras año, en las finanzas de Fosuvi.

-Ordenar a la gerencia general la ejecución de un plan de trabajo para atender cada uno de los señalamientos de la auditoría. El informe lo debe rendir a finales de abril próximo.