‘¿Ahora? ¿Con este alboroto? No recomendaría ni a un hijo mío’

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Los diputados opositores quieren verlo fuera del Gobierno, pero él asevera que seguirá porque, de momento, son más los réditos de su gestión que el costo político asumido por la carta a favor de una consultora amiga suya. Sostiene que si de verdad hubiera querido influir habría sido más efectivo coger el teléfono y llamar a Recope. Por eso rechaza el informe de la Procuraduría de Ética que lo censuró a él y al ministro de Educación y dice que, en su caso, el documento “no llega ni a cuento corto”.

En el mismo despacho al que su amiga Florisabel Rodríguez entró para pedir una carta favorable para una licitación pública y donde el Procurador de la Ética le tomó declaración, el segundo vicepresidente, Luis Liberman, se declara con la conciencia limpia.

El informe que le achacó “violaciones a la ética” le ha alterado la agenda y ahora ve las consecuencias políticas de una carta que, dice, tardó menos de 45 segundos en redactar. El Congreso está paralizado porque diputados de cinco bancadas opositoras exigen su renuncia, pero él cree que el país gana más si se queda que si se retira.

En 44 minutos de entrevista repasa cada detalle de este caso y critica el funcionamiento de la Procuraduría de la Ética.

¿Yendo a lo más básico, ¿cree usted que es influyente?

Uno esperaría que tiene algún nivel de influencia, pero más que nada en las cosas de las que me ocupo. Al menos me escuchan, no que me hagan caso, que es diferente.

Se lo digo por cómo puede recibir un funcionario una carta suya.

Es que no dije nada que no sea cierto. Yo me refería a una cosa que conocí y vi claramente en una época en que yo no era funcionario. Es que además ¿usted ha visto alguien que presente cartas de referencia desfavorables? Eso no existe. Yo quitaría eso de los requisitos de cualquier licitación. Las cartas de referencias en las licitaciones son totalmente irrelevantes y no creo que las hayan tomado en cuenta en este caso (en Recope).

Usted habla de carta de referencia, pero en verdad la recomienda.

Se lo pongo así. Yo estaba en ese escritorio concentrado en analizar muchos datos económicos y doña Florisabel me dijo que iba a un concurso de no sé qué y que si le haría una carta de referencia. Yo le escribí esas siete líneas y creo que no duré 45 segundos. El error fue no haberla revisado bien y qué se yo. Uno recomienda el trabajo de la persona, no que la contraten. Yo le aseguro que el trabajo que yo vi fue excelente. Eso lo repito una y otra vez.

¿Cuál fue el error entonces?

Tal vez las palabras que usé.

Dice la Procuraduría que usted en realidad no había tenido relación directa con ella.

Eso no es cierto. Diay, durante la campaña nosotros nos reuníamos a discutir el trabajo de Procesos. Decir que no había una relación es... no una novela de la Procuraduría, como dijo don Leonardo (Garnier). En mi caso no llega ni siquiera a cuento corto. Sencillamente es cierto que hubo relación entre los que estábamos en la parte alta de la campaña y ella. No es que la vi por la ventana.

¿Entonces la recomienda?

Yo no estoy recomendando que se contrate. Yo ni sabía cuál era el contrato ni de qué se trataba. Si la hubieran contratado para buscar petróleo, yo no podría recomendarla. No hubo dolo de parte mía, ni querer influir a un proveedor. Hice la carta sin membrete, en papel blanco. La Procuraduría dice que yo puse que yo soy vicepresidente, pero eso es público y notorio. Si no lo hubiera puesto, todos lo sabrían.

¿De verdad no quiso influir?

Se lo planteo de otra forma: ¿no cree que si yo hubiera querido influir es más fácil coger el teléfono? Puede llevarme al OIJ y hacemos el examen de mentiras y a todo Recope a ver si quise influir. Yo ni siquiera supe de qué era el contrato.

¿Cómo explicar a la gente que doña Florisabel fue consultora en campaña, asesoró aquí a doña Laura, hizo trabajos para el MEP, gane un concurso en Recope y reciba referencias favorables suyas?

Ella tiene una empresa que vive de dar consultorías al sector público, como muchas otras en muchas áreas. En eso es lo que están.

¿Suele hacer estas cartas?

No, no. Yo más bien... Nadie me ha pedido cartas desde que estoy aquí, afortunadamente. Sí me han pedido que recomiende gente para nombramientos aquí o allá, pero eso no lo hago. Es más ya hasta me da miedo firmar cartas para estudiantes, aunque el Procurador me dijo que eso sí se puede. Sí le digo que eso no es común.

¿Cómo le pidió ella la carta?

Diay aquí, aquí. Estaba yo trabajando, entró un momentico y me la pidió; yo se la escribí y se la di. Tal vez lo que uno debe hacer, y esto es como todo ahora... he sido muy frugal en el gasto público y tengo un staff muy chiquito. Ya sé que uno no puede firmar nada sin que lo vea un abogado, esa es la realidad.

Tampoco es normal que alguien entre como si nada al despacho del vicepresidente de la República. ¿Quién puede hacer eso?

Mucha gente me pide cita y vienen a verme. Ella estaba aquí en la Casa Presidencial y le pidió a la recepcionista dos minutos y la recibí. En estas cosas uno tiene que tratar de atender a la gente.

Parece tranquilo.

Diay, uno tiene la conciencia tranquila y ahora que me pregunta la única angustia es que esto se haya hecho tan grande que distraiga a la presidenta y otras ocupaciones. Honestamenente, no creo que haya hecho nada malo y estoy muy ocupado con otras cosas.

¿Dónde está la novatada que usted mencionó?

Yo no he dicho eso. Esa fue una palabra que usó un colega suyo.

Entonces pregunto: ¿fue esto una novatada?

Primero yo quisiera ver qué sale del estudio que están haciendo los abogados de Casa Presidencial. Le repito, yo no puse a que un abogado revise todo. Ya me di cuenta de que uno necesita un abogado para que revise hasta la tarjeta de un ramo de flores. (...) Uno se confunde...

Don Leonardo dijo que el informe de la Procuraduría es una novela. ¿Cómo lo califica usted?

Me preocupa mucho. Aquí no hay debido proceso ni derecho de defensa. Esto me parece muy extraño en el sistema nuestro. Aquí esto fue una reunión de 30 minutos, aquí mismo, sin derecho de defensa ni actas. Ellos interpretaron una cosa que no es correcta. En mi caso escribieron dos páginas que no llega a novela, ni siquiera cuento corto.

¿Entonces lo que cuestiona son lo métodos de la Procuraduría?

Yo cuestiono esa falta de derecho de defenderse. Creo que es bastante informal. A mí no me dieron acta ni grabadora.

¿Por qué la Procuraduría concluyó que usted violó la ética?

Me parecería irresponsable pensar qué traía en mente la Procuraduría. No voy a juzgar qué están haciendo ellos.

Viendo las consecuencias políticas de esto, ¿se arrepiente?

Es que es muy difícil, cuando uno hace algo, medir todas las consecuencias posteriores. Cuando acabemos con todo el proceso la cosa puede ser diferente. Yo sí estoy preocupado por un sistema en que una institución investiga, da un informe y juzga. Eso es muy complejo. En este tema no hay ningún derecho de nada.

Es que es una Procuraduría de Ética, no legal...

No importa lo que sea. Bajo eso podemos acusar a cualquier persona de cualquier cosa y eso es muy peligroso.

¿Sí tiene responsabilidad sobre las consecuencias?

Son consecuencias que no se pueden prever. Lo más cercano a la teoría del caos es la función pública: cuando uno cree que tiene las cosas más o menos ordenadas, aparece una variable que no tomó en cuenta y todo se desparrama. Así es la naturaleza de este animal. Yo espero tener reglas más claras para el futuro. Si no se puede escribir una carta del todo, entonces que eliminen las directrices del todo.

¿Usted conocía las directrices?

Honestamente, no. Una directriz de 1997, pero eso no es tampoco... con eso no se arreglan las cosas. En el futuro, cuando se elija a alguien deberían darle un panfleto con todas esas cosas como le dan a uno en algunas organizaciones.

Dice que el error está en la forma. ¿Ni de eso se arrepiente?

Arrepentirse es la palabra incorrecta. Si lo volviera hacer, lo haría con más cuidado.

Si hoy entra doña Florisabel por esa puerta y le pide una carta...

¿Ahora? ¿Con este alboroto? No recomendaría ni a un hijo mío. Es decir no le haría una carta de referencia hasta que no queden claras las reglas.

¿Hasta dónde va a llegar ahora el pulso con la oposición?

No sé. Creo que cuando pasa una cosa de estas, no sería correcto que yo influya en doña Laura o don Carlos Ricardo sobre cómo manejarlo.

¿No le dan ganas de arreglar algo que usted causó?

Viera que aprendí a ser muy respetuoso de las funciones de la gente. Si me piden la opinión, la doy, pero hay que respetar a doña Laura. Es muy tranquila y serena y uno no debe alterarle su manera de ser.

Como le preguntamos a don Leonardo el lunes: ¿Cabe aquí el argumento de que es mejor separarse que ser un obstáculo para las tareas del gobierno?

Bueno, hasta ahora no, porque la verdad: si siento que le soy útil a la presidenta, sigo. Uno no debe aferrarse a un puesto y podría pensarse si le causa un daño al Gobierno, pero el trabajo hasta ahora es efectivo y nos va saliendo bien la recuperación económica y la estabilidad del país. Eso da satisfacción.

Como banquero, ve más ganancias que costos.

Veamos cuál será el costo y lo analizaré con calma. En este momento siento que estoy haciendo un aporte positivo.

¿Es un chantaje de opositores?

Pareciera que si no hubiera sido este tema, hubieran escogido otro. Las cosas estaban caminando bien en la Asamblea y quizá eso incomoda a algunos.

Por el peso que tiene usted en la gestión económica, es usted una cabeza dorada para los opositores que quieren cortar?

Es posible, pero diay, yo hago lo que se me encomendó y sigo.

¿Llegará al 2014?

Nada me daría más gusto que ir al Estadio con la Presidenta y entregar con ella una economía mucho mejor de lo que recibimos en el 2010. Eso sí me quita el sueño.

¿Apuesta entonces a que los diputados opositores se cansen?

No lo sé. No soy el más capacitado para la parte política.