Faroles de Londres mantienen viva llama de la historia

Capital aún posee 1.500 aparatos de gas; mantenimiento sigue siendo manual

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Londres. AFP. En una calle de Londres, detrás de la abadía de Westminster, Garry Usher da cuerda al reloj mecánico de un farol de gas y pule su cristal.

Da un paso abajo en la escalera y mira arriba con satisfacción cómo la luz suave y cálida se alza en la noche oscura. Usher baja la mirada y luego sigue su camino por la misma calle.

Pese a recortes presupuestarios en el país, que han reducido servicios como la iluminación en las calles para ahorrar dinero, Londres disfruta aún de 1.500 faroles de gas, cuyo mantenimiento es a mano.

Son los últimos de miles introducidos, por primera vez, en la capital hace más de 200 años.

Entonces, Pall Mall era la primera gran avenida del mundo por completo iluminada con farolas de gas, en 1807. Un prodigio de la tecnología de entonces que dio vida a unas calles oscuras y peligrosas.

Muchos residentes de Londres son ajenos a su presencia, pero las farolas están protegidas por las autoridades locales como un pedazo de historia, e, incluso, se están instalando nuevas.

“Son preciosas. Es una forma fantástica de iluminación, menos agresiva que la eléctrica”, señaló Usher en su noche de ronda.

El farolero de 50 años, de la empresa de energía British Gas, solía dedicarse al mantenimiento de calefacciones centrales, pero comenzó a trabajar en las lámparas de gas, porque le daba los sábados libres para jugar a rugby .

Ahora dirige un equipo de cuatro personas dedicadas a cuidar de los faroles, la mitad de las cuales aún tiene relojes mecánicos, que deben ajustarse cada 14 días.

Las otras funcionan con temporizadores eléctricos, que exigen un cambio de pilas cada seis meses. Relojes y temporizadores hacen que los faroles se apaguen solos al alba.

Estos faroles de gas se extendieron por toda Europa a mediados del siglo XIX. Las lámparas sobrevivieron a la llegada de la electricidad y los bombardeos alemanes en la Segunda Guerra Mundial y, en estos días, su mayor amenaza es el tráfico.

Originalmente diseñadas para estar por encima de un caballo y un carro, han tenido que crecer para mantenerse fuera del camino de los camiones. Aun así, a menudo, reciben golpes.

En los últimos años se han instalado más, incluyendo una solicitada por el arquitecto detrás del plano de la nueva tienda de Apple, en Covent Garden.