Durante 35 años, una imagen de Cristo Redentor con “piel” de fibra de vidrio y “esqueleto” de hierro, vigiló a los pobladores de Pérez Zeledón, hasta que un rayo la destruyó el martes.
El armazón de hierro, que servía de soporte a la escultura de 12 metros de altura, pudo haberle jugado una mala pasada, al atraer al rayo.
“Un rayo busca aleatoriamente en dónde caer; sin embargo, al haber una estructura metálica, aumentan las probabilidades de que el impacto sea en el metal”, explicó el jefe de Pronósticos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), Werner Stolz.
El meteorólogo declaró que una descarga, como esas, se enmarca dentro del patrón normal de actividad eléctrica para esa zona, durante el mes de junio.
“El día martes se produjo una actividad eléctrica muy intensa en el Pacífico central y el Pacífico sur. Esta zona presenta una rayería intensa durante la estación lluviosa”, agregó Stolz.
El jefe de la Unidad de Ingeniería del Cuerpo de Bomberos, Alexánder Solís, confirmó que la causa del incendio fue un rayo.
“Un equipo de investigadores se desplazó hasta el sitio para recopilar información en la escena. Aunque aún hace falta elaborar un informe, se ha descartado la versión de que el incendio haya sido producto de un acto de vandalismo”, comentó Solís.
Según el funcionario, luego de hacer una revisión total de la zona, no se hallaron restos de combustible ni envases que pudieran sugerir un incendio provocado. Solís coincide con Stolz en que la estructura de metal fue un factor determinante para atraer el rayo hacia la escultura.
“La gigantesca estructura metálica funcionó como un pararrayos, con el agravante de que debido al estado de deterioro que presentaba la escultura, había piezas de metal expuesto”, agregó.
Paz desde la montaña. La construcción de la escultura fue gestionada por el entonces obispo de la diócesis de San Isidro de El General, monseñor Ignacio Trejos, en 1980.
“A mí se me ocurrió que una piedra tan grande como esa, podría servir de pedestal para un escultura de Cristo, que es la roca de la fe cristiana”, comentó el cura.
La convocatoria para la colocación del Cristo, al que se llamó “Príncipe de Paz”, tuvo gran acogida entre la comunidad.
“Se colocó en la catedral de San Isidro una especie de termómetro para ir contando el dinero que se iba recibiendo. Los vecinos organizaron todo tipo de eventos para recolectar fondos e hicieron sus donaciones”, recordó Trejos.
El obispo emérito narró que los materiales para construir el pedestal de concreto, sobre el cual se colocó la escultura, fueron transportados hasta la montaña en un helicóptero de la Fuerza Pública. “Es muy lamentable que se haya destruido un referente de la zona de Pérez Zeledón.
La escultura se inauguró el 23 de noviembre de 1980, para conmemorar el 25.° aniversario de la diócesis de San Isidro.
El escultor Max Ulloa y su padre Francisco fueron los artistas quienes diseñaron y construyeron la obra, en 1980.
“El monto facturado fue de ¢95.000, pero el costo final fue de ¢125.000. Fue un trabajo que involucró a muchas personas que no solo recolectaron el dinero, sino que colaboraron en el montaje de la escultura, que se hizo por partes, como armar un rompecabezas”, narró Ulloa.
Ulloa visitó el sitio ayer y se mostró consternado por el nivel de destrucción. “Quedan solo escombros retorcidos quemados”.
La montaña en donde estaba el Cristo está a 1.370 metros sobre el nivel del mar, en una propiedad privada. Geinier Alvarado, regidor de Pérez Zeledón, informó de que se reunirán todas las partes involucradas para gestionar una campaña, para la reconstrucción del Cristo que los cuida.