El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo llega a 20 años en pleno crecimiento

Aumento de la visitación y unión con varias iniciativas privadas lo fortalecen

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Cuando el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) empezó, la creación de muchos artistas de Centroamérica era invisible.

Y aunque esta casa estaba allí, también era difícil verla. Veinte años después de su fundación, su presencia es evidente y el MADC celebra por lo alto la amplia vitrina en que se ha convertido.

El aniversario se cumplió el 21 de febrero, pero la fiesta llega hasta ahora, con la exposición El día que nos hicimos contemporáneos . Es una muestra de tendencias del arte de la región que permanecerá allí hasta setiembre; fue curada por la guatemalteca Rosina Cazali. Se realizó un encuentro internacional de tres días, del 15 al 17 de mayo.

Por resolver. La fiesta marca un punto de inflexión porque el museo ha cambiado. En el 2000 recibió 4.650 visitas; el año pasado, alcanzó las 24.259. La cifra aumentó en casi 13.000 visitantes en los últimos cinco años.

Este crecimiento es atribuido por la directora, Fiorella Resenterra, a la ampliación del departamento educativo y a iniciativas como el Art City Tour, recorrido cultural que abre las puertas de los museos capitalinos.

“Hay muchas personas que nunca habían entrado al museo, y ahora, con los Art City Tours, vuelven”, dijo Resenterra. El 29% de la visitación anual del museo se da durante las seis noches del paseo.

Para la jerarca, tres temas son los retos más acuciantes: la mejora de la infraestructura, aumentar el trabajo del departamento educativo e impulsar la investigación sobre la práctica artística.

El museo cuenta actualmente con 900 metros cuadrados de espacio expositivo para un total de 946 obras en sus colecciones visuales, audiovisuales y de diseño.

Su presupuesto alcanzó un máximo de ¢445 millones en el 2011, pero cayó a ¢300 millones al año siguiente. Para el 2014, el monto aumentó en casi ¢80 millones.

Según la directora, una limitación para el museo ha sido la imposibilidad de adquirir más obras para la colección, debido a restricciones a la compra de arte establecidas para instituciones públicas.

“Comprar obras es invertir en patrimonio; no es un gasto para decorar la oficina de un directivo”, dice Resenterra.

Educativo. Cuando surgió el MADC, bebía de anteriores iniciativas como la Galería Nacional de Arte Contemporáneo, pero se proyectaba hacia el futuro. Empero, sigue siendo un reto difundir este arte fuera del museo. “¿Cuál es el dilema hoy? Más allá de hacernos visibles –que, de alguna manera, se cumplió con ese objetivo– es qué tan visibles somos para nosotros mismos”, considera Cazali.

De acuerdo con la curadora, el trabajo del MADC y de entes como Teorética ha permitido registrar una historia del arte centroamericano, pero aún faltan iniciativas similares en los otros países. “Se está perdiendo muchísima información, se está dispersando, y eso a mí me da miedo”, expresó.

Para el galerista y exmiembro de la junta de curadores del MADC Klaus Steinmetz, es una labor que debe profundizar el museo. “Hay que defender las propuestas contemporáneas: hay que usar el museo para mostrar a la gente y a los artistas que empiezan hasta qué punto se puede ampliar el concepto de arte”, señala.

El historiador de arte Efraín Hernández también destacó la generación de publicaciones, exposiciones y encuentros en el museo para toda la región.

Sin embargo, urge ampliar el público. De acuerdo con Resenterra, aún no se ha logrado establecer un trabajo fluido con el Ministerio de Educación Pública (MEP) para llevar grupos de estudiantes de visita. Colaboró Víctor Hurtado O .