Cirugía del Teatro Nacional se realizará con pinzas

Autoridades aseguran que proyecto de restauración velará por la conservación de este inmueble histórico

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La cirugía a la que debe someterse el Teatro Nacional en su parte interna será custodiada con total rigurosidad para no afectar la esencia histórica y arquitectónica de este monumento nacional.

El inmueble ha funcionado sin una póliza contra incendios desde que abrió sus puertas, hace 120 años. Un conato de fuego ocurrido el año anterior alertó sobre la urgencia de dotarlo de un seguro que lo proteja de un siniestro.

Tal diligencia implica una transformación de su imagen interna, que consiste en cambiar el sistema eléctrico y adecuar tecnológicamente el escenario, afirmó Fred Herrera, director del teatro.

El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) hará la nueva instalación eléctrica, y la firma estadounidense Schuler Shook será la responsable de la obra estructural.

“Con delicadeza vamos a proteger el teatro y su integridad histórica de 1897 (año de inauguración). Pero también queremos un teatro vivo, sin accidentes en el escenario, y que pueda tener cierto nivel de eficiencia teatral, para que seamos un centro de nivel internacional”, dijo el director.

Área susceptible. Un informe del ingeniero Hernán Hernández, contratado por la administración del teatro para valorar la viabilidad de las obras, indicó que el escenario es la zona más vulnerable al hacer las reparaciones internas del edificio.

¿Qué lo hace tan frágil? Sobre el área en la que se realizan los espectáculos, casi tocando la parte más alta del teatro, se ubica la tramoya. Esta es una estructura de madera de la cual se sostienen los dispositivos para crear efectos escénicos, entre ellos las luces, los telones y la concha acústica.

Dado que de la tramoya cuelga toda la mecánica teatral (la barra de iluminación, por ejemplo), se trata de un sector que alberga altas temperaturas. Esta característica lo convierte en un espacio de más riesgo en caso de incendio.

Además, al ser de madera y sostener estructuras tan pesadas, resulta necesario construir una plataforma alterna que la libere de tanto peso.

“Hay documentos estructurales sobre la tramoya, que es de pura madera, que indican que las cargas no están bien repartidas, que hay puntos de falla, que ciertos clavos pueden fallar”, sentenció Herrera.

Por ese motivo, la propuesta será construir una tramoya extra, de metal, que asuma la mayor parte del peso de la mecánica teatral, pero sin que la legendaria estructura de madera deje de funcionar en su totalidad.

Durante la administración de la antigua directora del teatro, Adriana Collado, se construyeron unos pilares de acero en los cuatro costados del escenario, escondidos del público, los cuales servirán para soportar la nueva tramoya metálica.

Una joya de madera. La razón por la cual debe cuidarse la antigua tramoya a la hora de llevar a cabo las remodelaciones es que esta representa una reliquia: el sistema artesanal que emplea –maniobrada manualmente– rememora los primeros años del teatro en el mundo.

Ante la necesidad de velar por la conservación no solo de la tramoya sino del edificio en general, se conformó una comisión de expertos en patrimonio, que asesora al ICE y a Schuler Shook en el proceso de elaboración de planos, etapa en la que se encuentra el proyecto.

El grupo de expertos vigila que se cumpla el objetivo de convertir el teatro en un lugar más seguro, pero sin sacrificar su esencia y valor.

“La estructura que está diseñada (la tramoya de metal) está hilvanada dentro de la que existe. No toca en absoluto la de madera. Sísmicamente, funciona por separado del resto del edificio. Las partes antiguas de la tramoya vieja, como los mecates históricos que la caracterizan, se quedan. Será un sistema mixto”, explicó William Monge, miembro de la comisión.

Monge es el actual director del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura y fungió como encargado del área de conservación del Teatro Nacional durante más de 20 años.

A su lado, en la comisión, trabajan la ingeniera química Miriam Sagot y los arquitectos José Enrique Garnier, Diego van der Laat y Miguel Herrera.

Según Monge, como parte de la intervención, se colocarán 20 motores de cada lado del escenario, agarrados de la tramoya de metal, para que faciliten la acción de subir y bajar, con mecates y poleas, la mecánica teatral durante los espectáculos.

Aunque en un inicio se había destinado el 2017 para llevar a cabo la remodelación, esta deberá esperar hasta el 2018.

La promesa es que los planos estructurales y eléctricos estén listos en julio de este año.

Aún no está definido cuánto costaría el gran proyecto de renovación del teatro.

Lo que sí está claro es que sería un dinero extraordinario al presupuesto anual, el cual debería gestionarse con una partida en la Asamblea Legislativa, confirmó el director.