Una estructura de concreto recién construida al costado norte del Parque Nacional interfiere con la visibilidad del Monumento Nacional y rompe con el diseño del conjunto paisajístico de ese espacio capitalino, según evaluaciones del Centro de Patrimonio.
La edificación es una bodega construida por la Municipalidad de San José para guardar los implementos que se utilizan en la limpieza y el mantenimiento de este parque, declarado patrimonio histórico de Costa Rica en noviembre de 1994.
La Ley 7555, de Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Costa Rica establece, en su artículo 9, inciso h, que es una obligación del propietario del inmueble declarado “recabar la autorización del Ministerio de Cultura y Juventud antes de reparar, construir, restaurar, rehabilitar o ejecutar cualquier obra que afecte las edificaciones o su aspecto”.
Según confirmó el director del Centro de Patrimonio, William Monge, a La Nación, el municipio capitalino no solicitó ningún permiso para construir allí.
La institución envió a una arquitecta a realizar un informe técnico. “El volumen construido afecta negativamente el contexto inmediato del Monumento Nacional, cuyo valor histórico y artístico es de carácter excepcional. Tal singularidad simbólica no puede ser afectada en su inmediatez espacial por un volumen de concreto, que perfectamente pudo haber sido ubicado en otro sector del espacioso Parque Nacional, donde los desniveles del terreno permitan técnicamente una construcción semi subterránea”, explicó Monge.
¿Demolición? El director informó de que, tal y como lo dicta la Ley 7555, enviaron a la alcaldesa de San José, Sandra García, una nota de prevención “para solicitar la demolición de lo construido en un plazo determinado”.
El gerente de la División de Provisión de Servicios de la Municipalidad de San José, Marco Vinicio Corrales, reconoció que hubo un “error de coordinación” y se omitió la solicitud del permiso a Patrimonio.
Corrales afirmó que la bodega es necesaria para guardar herramientas, productos químicos, bolsas plásticas, escobas, carretillos y otros implementos para el mantenimiento del parque. “Lo que se hizo fue construir un espacio para el personal que trabaja en esas labores. Ya antes habían construido otras”, detalló.
Corrales reveló que el costo de esa estructura fue de ¢7 millones. “Ya estamos en conversaciones con el Centro de Patrimonio para buscar una solución en conjunto para que la construcción esté de acuerdo con el entorno del parque y no afecte su belleza”, dijo.
El funcionario detalló que se atenderán las recomendaciones del Centro y si es necesario se harán modificaciones en cuanto a color, dimensiones y si no se puede evitar, una demolición.