Así se despidió la Lehmann del edificio que le acogió por 103 años

Negocio familiar ha sido el único ocupante, desde que inmueble fue construido en 1916. Negociaciones ya estarían adelantadas para que un nuevo inquilino se mude pronto al sitio

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La Librería Lehmann puso este lunes punto final a 103 años de historia en la avenida central, en San José. El famoso negocio familiar cerró la apertura que conectaba el edificio patrimonial con la construcción adyacente, en donde concentrará a partir de ahora sus actividades comerciales y administrativas, como sede central.

Cuando el reloj marcó las tres de la tarde, dos trabajadores comenzaron a soldar en el orificio, una malla metálica, sobre la cual se colocó un panel de material aislante, para ser repellado y recibir los acabos finales para completar la pared que desde ahora, separa de forma definitiva a las dos estructuras colindantes.

“Simplemente es como dicen, ‘cerrar la tumba para que el muerto no salga’”, dijo Antonio Lehmann, gerente de la empresa. Su hermano Erick fue el otro integrante de la familia que estuvo en la actividad, el resto no quiso asistir por diferentes motivos, sobre los cuales no se ahondó.

“La avenida central no se sustituye con nada, ciertamente, pero sabemos que la lealtad del tico y el cliente nos va a permitir seguir”, agregó.

Lo que viene

El comercio tenía hasta este 30 de setiembre para abandonar el inmueble, que desde 1951 es propiedad del Hogar de Ancianos Carlos María Ulloa.

Pero aún ambas partes tienen algunos puntos por resolver, antes de cortar cualquier relación. Uno de estos aspectos es que el edificio antiguo, está vinculado a la nueva construcción, por lo que el Hogar debe construir una nueva pared y columna que sostenga la estructura, “porque sino sería ilegal que un edificio se esté apoyando sobre otro que no es de su pertenencia”, dijo el empresario.

Lehmann daría un plazo de seis meses de tiempo para que el centro cumpla con este requerimiento. “Para que no digan después de que es ridículo (el plazo); lo que es difícil es meter el agua, conexión eléctrica y sacar los permisos”, anotó.

El cierre del orificio que conectaba las edificaciones también trajo lágrimas a dos de los colaboradores con mayor antigüedad en la empresa, Ricardo Solano, quien ingresó a la Lehmann por primera vez en 1968, cuando tenía 19 años, y Ana Rita Ramírez, administradora de la tienda, con 31 años en la compañía.

La decisión de finalizar esta larga relación entre arrendador y arrendatario, estuvo precedida por una amarga disputa entre las diferentes gerencias de la firma y las juntas directivas del centro, por el pago de alquileres y otros rubros.

Nuevo inquilino

Desde que la edificación fue construida en 1916 para albergar el negocio de la familia Lehmann, la librería ha sido su único ocupante. Sin embargo, ya pronto contaría con un nuevo inquilino, según indicó Lisbeth Quesada, presidenta y representante legal de la asociación encargada del Hogar.

Si bien la vocera no quiso revelar la identidad del próximo ocupante, porque aún se negocian aspectos del contrato, sí adelantó que se trataría de “una empresa internacional que va a poner algo de ropa, modas o algo así”.

Durante la despedida, el gerente de la Librería Lehmann también dedicó unas palabras al próximo residente del inmueble.

“Igualmente éxito le queremos desear al nuevo vecino, que debe estar por iniciar operaciones próximamente acá. Esperamos nada más que ellos sean tan respetuosos del patrimonio, como lo ha hecho Lehmann en los 103 años de este edificio”, declaró.

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La Lehmann cerró desde el pasado 16 de setiembre el ingreso por el edificio patrimonial para enfocarse en las labores de traslado de mobiliario, mercadería y otros materiales, al edificio adyacente; una torre de seis pisos, ubicada al costado oeste del edificio Omni.

En 2016 el edificio pasó a ser parte del patrimonio histórico-arquitectónico del país, por medio del decreto ejecutivo N° 39809-C.