Obispo Francisco Ulloa defiende el matrimonio convencional

Prelado celebró ayer boda simultánea con 16 parejas en Cartago

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Cartago. En la boda colectiva de 16 parejas, realizada anteayer en la parroquia de Guadalupe de Cartago, el obispo de esta diócesis, Francisco Ulloa, aseguró que “el matrimonio entre hombre y mujer es la columna vertebral de la familia y por ende de la sociedad, tal como lo dijo nuestro beato Juan Pablo II”.

Durante la ceremonia, el sacerdote le preguntó a cada pareja si llegaban sin coacción alguna a casarse, a la vez que sentenció: “Lo que Dios ha unido, no lo puede separar el hombre”, en alusión a las decenas de divorcios que se registran cada día en nuestro país.

Sobre ese tema, el jerarca católico expresó que en el contexto actual algunos matrimonios enfrentan crisis de valores, lo que los lleva a separarse por la falta de compromiso, al no entender que se trata de una vinculación espiritual y material durante toda una vida.

Relevancia del matrimonio. El obispo cartaginés aseguró que la Iglesia católica impulsa, por medio de la Pastoral Familiar Nacional, una campaña para que se realice una catequesis de lo que significa el matrimonio, así como el reencuentro con la fe en casos de parejas que conviven en unión libre o que solo se habían casado de forma civil.

Al recibir el sábado anterior este sacramento, las parejas ahora podrán confesarse y comulgar, que era uno de los aspectos que se les tenía prohibidos por no haber contraído matrimonio eclesiástico.

Varias de las mujeres llegaron con su vestido de novia de color blanco, muy orgullosas, porque fue el deseo que siempre tuvieron, el de lucirlo frente al altar.

A la mayoría los acompañaron sus hijos y hasta nietos, y fueron aplaudidos en el templo guadalupano, que estuvo abarrotado por familiares y amigos de los contrayentes, quienes desde horas antes se aseguraron un buen lugar dentro del templo para no perder detalle.

Para llegar a dar este gran paso, cada pareja recibió un curso prematrimonial de dos meses, el cual cumplieron a cabalidad, pues era requisito exigido desde el inicio.

Años de unión. El periodista deportivo Rafael Montero y su esposa, Carmen Leitón, integraban una de las parejas que recibió el sacramento matrimonial, después de 25 años de unión libre.

“No podía casarme porque había tenido un primer matrimonio, pero al morir la que fue mi cónyuge, pude normalizar mi fe católica”, explicó Montero.

De ese matrimonio nacieron tres hijos, todos ya adultos, quienes se mostraron felices de ver a sus padres “debidamente casados” y con emoción en sus rostros.

“De pequeños, los chiquillos nos preguntaban por qué no comulgábamos en misa. Nosotros les salíamos con evasivas, pero cuando crecieron tuvimos que decirles la verdad. Ahora están muy contentos ya que nos casamos como Dios manda”, relató con emoción Montero.