Joven madre indígena será bachiller pese a desventajas

Rebeca Molina estudió durante las madrugadas y en aulas sin paredes

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“¡Soy bachiller! No lo puedo creer. Valieron la pena las desveladas, buscar respuestas a mis dudas hasta debajo de las piedras. Valió la pena el sacrificio”.

Este es el relato con que Rebeca Molina, una indígena de 19 años, describió sus emociones luego de recibir los resultados de las Pruebas Nacionales de Bachillerato, el pasado miércoles 25 de noviembre.

Molina, vecina de Monte Sión de Talamanca, superó un sinnúmero de adversidades y logró ganar todas las pruebas. Su calificación más baja fue un 80, en la materia que más la desvelaba: Matemáticas.

Ella había tenido que estudiar en las madrugadas, porque cuando regresaba a casa, después de clases, su hijo de 2 años le demandaba mucha atención.

En el liceo de Shiroles, ubicado en Talamanca, también había muchos factores que le robaban la concentración, como los rayos de sol que invadían su aula sin paredes o las gotas de lluvia que mojaban sus cuadernos y los de sus compañeros.

Además, la torturaban los nervios por la prueba de Matemáticas. Tantas eran sus dudas que una semana antes de que empezaran las pruebas solicitó más centros de esa materia.

Contra las estadísticas. Los logros alcanzados por la joven Rebeca Molina resultan inspiradores ante la baja promoción en bachillerato que existe en las secundarias indígenas.

En el 2014, entre las 20 secundarias que obtuvieron los resultados más bajos en las pruebas nacionales, seis pertenecen a poblados aborígenes de la zona sur y cinco al cantón de Talamanca.

De los 857 colegios a escala nacional, 36 son de poblados indígenas. Muchos de esos centros se caracterizan por su lejanía, la falta de servicios básicos como electricidad y por la falta de preparación de sus docentes.

En octubre pasado, Rebeca Molina comentó a La Nación que se sentía muy insegura de que su preparación la ayudara a ganar los exámenes, pero estaba segura de no querer engrosar las estadísticas de baja promoción.

Desde el principio, ella se visualizó como bachiller y como una universitaria.

“Ahora lo que quiero es poder ingresar a la universidad. Mi mamá me ofreció que ella me cuida al bebé mientras yo saque la ‘U’. No voy a desaprovechar esa oportunidad.

”Espero poder entrar a la Universidad de Costa Rica y obtener una beca porque yo no tengo las condiciones económicas para estudiar en una ‘U’”, dijo muy ilusionada la nueva bachiller en educación media.

Molina quiere estudiar Comercio Exterior y aprender inglés y portugués.