Ocho deslizamientos amenazan carreteras a Caldera y a Limón

Concreto de taludes de ruta 27 presenta fracturas en algunos tramos

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Dos de las principales carreteras que comunican a San José con el Pacífico y el Caribe del país presentan, al menos, ocho puntos de alto riesgo de deslizamiento.

Seis de esos sitios se encuentran en la ruta 27 a Caldera y los otros dos en la ruta 32 a Limón.

La amenaza es advertida en tres informes emitidos en el último año por el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

El pasado 22 de marzo, un deslizamiento en la carretera Interamericana Norte, a la altura del cerro Cambronero, bloqueó varios días el tránsito por la ruta 1 entre San José y Guanacaste. Lanamme había advertido con anterioridad que en el sitio hay una falla geológica.

En su más reciente informe, el Laboratorio concentra su atención en la ruta 27, concesionada desde el 2010 a la empresa española Autopistas del Sol (en la actualidad Globalvía).

Dicho estudio detectó que, entre los kilómetros 37 y 48, varios de los muros recubiertos con mezcla de concreto están deteriorados y se podrían caer. Por allí circulan unos 16.000 vehículos al día.

“El potencial desprendimiento del concreto representa un peligro para los usuarios de la vía. Existen tramos que presentan condiciones de tipo de suelo, altura y pendiente que los hacen muy susceptibles a la erosión por acción de la lluvia”, indica el informe del 5 de abril.

En esa misma vía, los ingenieros determinaron que las radiales requieren una intervención pronta para mejorar el estado del asfalto.

Alertaron que esos puntos presentan “deflexiones (ondulaciones) entre altas y muy altas y una estructura débil para soportar las cargas que pasan”.

Voceros de la empresa Globalvía se limitaron a indicar, en un correo electrónico, que “el mantenimiento de los taludes es parte de las actividades que continuamente lleva adelante la concesionaria”. Esto es informado al Consejo Nacional de Concesiones.

Hace un año, un primer informe ya había advertido sobre esos mismos problemas. En un reciente recorrido realizado por La Nación , se constató que las grietas en los taludes permanecen y que en las pendientes se instalaron mallas para frenar la caída de material.

“Nos preocupan los puntos donde está el concreto lanzado (que cubre el talud), donde hay manchones de color naranja, pues ahí se está derritiendo el concreto y el acero. Esos muros deben ser más fuertes”, expresó Luis Guillermo Loría, coordinador del Programa de Infraestructura de Transporte (PITRA) del Lanamme.

Más preocupaciones. En la ruta 32 hacia Limón existen dos puntos en el kilómetro 32 donde los especialistas del Lanamme observaron paredes de roca fracturada. Por allí pasan 19.000 vehículos al día.

“En esos puntos se presentan grietas de hasta cinco centímetros. La ubicación y la orientación de estas grietas comprometen la estabilidad del material que se encuentra en la parte superior”, detalla un informe de febrero del 2013.

Para el Laboratorio, su mayor preocupación en esa zona es que las rocas podrían caer sobre la vía.

“La solución en la carretera a Limón deben de ser los túneles falsos; eso da mayor protección”, dijo Luis Guillermo Loría, del Lanamme.

El Departamento de Prensa del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), confirmó que no se han hecho obras para reparar los taludes, solo mantenimiento superficial.

“En ruta 32, los trabajos más grandes se realizaron en el tramo río Sucio-Río Frío hace un año, mediante el recarpeteo y demarcación de la vía. Actualmente, se realizan limpiezas de cunetas, cabezales, alcantarillas ”, informó Conavi.