Así rescató la Cruz Roja a 1.200 personas entre los derrumbes del Zurquí

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Llueve torrencialmente en las estribaciones del Zurquí, ya es tarde y está oscuro. 35 rescatistas de la Cruz Roja ingresan armados con capas, focos, cascos y pequeños botiquines. Cuando las laderas de la carretera a Guápiles están inestables no es conveniente caminar cargados.

La alerta de derrumbes y personas atrapadas en la ruta 32 llegó el jueves poco antes de las 5 p. m. a la Central de Comunicaciones de la Cruz Roja. A partir de ese momento, socorristas y especialistas en rescate empezaron a movilizarse desde las sedes Central, Guápiles, San Isidro y San Rafael de Heredia, Heredia centro, Curridabat, Desamparados y Tres Ríos.

En nueve horas de trabajo, estos 35 hombres lograron evacuar a 1.200 personas que quedaron aisladas entre los 40 deslizamientos de la Braulio Carrillo. Fue una maniobra de "muy alto riesgo" y una de las más grandes que han realizado en esa carretera en los últimos años.

Jim Batres, subdirector de socorro y operaciones de la Cruz Roja, le relató a La Nación cómo fue el trabajo desde ayer a las 5 p.m. y hasta hoy a las 2 de la mañana, cuando salió el último vehículo con personas atrapadas.

En coordinación con la Policía de Tránsito y el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) acordaron evacuar a todos los afectados en el menor tiempo posible, porque los constantes aguaceros y la saturación de los suelos amenazaban con provocar nuevos deslizamientos.

A las 5:10 p. m. entró el primer equipo hasta el primer deslizamiento, ubicado 17 kilómetros después del túnel Zurquí. Máquinas pesadas del Conavi se encargaron de abrir trillos del ancho de un vehículo por el que avanzaron los socorristas. Conforme se iba abriendo camino, se encargaban de revisar a los pacientes.

"La mayoría presentaban crisis nerviosas, pero afortunadamente no tuvimos ni un solo caso de presión alta o de hipotermia. Hubo cuatro pacientes con golpes leves, que no requirieron hospitalización", afirmó Batres.

Cuando ya hubo tramos despejados, empezó la salida hacia Limón y hacia Heredia de 300 vehículos particulares, 8 autobuses y 6 microbuses. Es gente que estuvo entre 8 y 9 horas atrapada, a oscuras y con el miedo de que las laderas se sigan desplomando. "Cuando la gente nos ve se tranquiliza porque piensa que ya los vamos a sacar", comentó.

Para quienes vivieron esta odisea, permanecer atrapados por más de seis horas los hizo sentir "insignificantes", como expresó Heydi Arce, una de las afectadas por los derrumbes.

Jim Batres reconoció que en dos oportunidades dos nuevos deslizamientos cayeron cerca de los sitios por donde caminaban los socorristas, los funcionarios de tránsito y el Conavi.

A las 2 de la mañana salieron los últimos. En el cerro solo se quedaron 40 personas entre el túnel y el río Sucio, así como otros ocho conductores entre Guápiles y río Sucio. Se trató de los conductores de tráileres y camiones que están obligados a permanecer en el sitio para vigilar la carga.

"Teníamos más de dos años sin incidentes como el de anoche en la carretera. Recuerdo hace seis años cuando una tormenta tropical dejó al Valle Central completamente aislado y solo había salida hacia Guanacaste. Este, por la cantidad de vehículos, es uno de los más grandes que hemos atendido en esa carretera", detalló.

La Cruz Roja no tiene aún contabilizado cuánto costó el operativo, aunque según Batres, en estos casos es valor es inestimable frente a los resultados: 1.200 personas vivas y sin lesiones graves.