INA arrasa obra de Fadrique Gutiérrez en Heredia con 160 años de historia

Alcaldesa justifica la demolición; presidente del INA dice que no sabía lo que ocurriría; experto asegura que la estructura se podía rescatar y que la sucedido es una ‘barbarie’

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El Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) destruyó el jueves una estructura creada hace 160 años en Heredia por el escultor y arquitecto Fadrique Gutiérrez, el responsable de la edificación del famoso Fortín en 1876.

Se trata a una hornacina o nicho de calicanto que albergó una figura de Neptuno durante muchos años. Estaba en la sede del INA ubicada en el Barrio Corazón de Jesús, en Heredia.

El INA la derribó porque, según le notificó la Municipalidad de Heredia, obstaculizaba el paso de los transeúntes.

El nicho de calicanto y la figura de Neptuno fueron construidas en 1863. Mientras la figura del dios de la mitología romana se encuentra en el Palacio Municipal de Heredia desde 20 años, la estructura que la protegía había quedado bajo la custodia del INA después de que la Municipalidad donó el edificio del barrio Corazón de Jesús a la institución.

Según la oficina de comunicación del INA, la institución recibió una notificación de la Oficina de Control Fiscal y Urbano de la Municipalidad de Heredia en la que se les alertaba sobre la existencia de una “acera con obstáculos, pendientes, gradas o desniveles” que contravenía el Código Municipal y la Ley 7600, de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad.

Ante una consulta de La Nación, la alcaldesa de Heredia, Ángela Aguilar, aseguró que, desde el 2018, el gobierno local recibía denuncias y recursos de amparo de vecinos por esta estructura.

“Personas chocaban con el saliente y tenían afectaciones en la cabeza, en el ojo, en la cara. Ante eso, también por unos recursos de amparo, el encargado de Control Fiscal y Urbano notificó esas denuncias al INA, para que pudieran tomar las medidas correspondientes con respecto a la afectación que se estaba dando”, explicó la gobernante local.

Aguilar mencionó que el jueves por la tarde recibió una llamada de un vecino, quien alegó que el INA estaba destruyendo un patrimonio histórico y arquitectónico nacional; sin embargo, la pieza en cuestión no tenía esa categoría oficialmente.

Esta información fue confirmada por el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud, a quien el INA consultó antes de iniciar la demolición.

La destrucción de la hornacina, a pesar de tener 160 años de historia, no violaba la Ley de Patrimonio Histórico Arquitectónico de la Nación. Una vez que el INA obtuvo la certificación del Ministerio de Cultura, obtuvo los permisos necesarios por parte del gobierno local para demoler el nicho.

En una entrevista con La Nación, el arquitecto e investigador Andrés Fernández Ramírez, explicó que la hornacina y el Neptuno formaban parte de las antiguas fuentes de Heredia, de donde los ciudadanos obtenían agua potable antes de la construcción de las tuberías.

“El agua se conducía por acequias, por eso ahí también se hicieron lavaderos públicos y estaban los tanques de agua de Heredia, donde ya después se conectaron las tuberías. El agua venía de San Rafael por gravedad y se repartía por la ciudad”, explicó el experto.

Alcaldesa y presidente del INA no sabían de la demolición

Ni la alcaldesa de Heredia ni el presidente ejecutivo del INA, Juan Alfaro, estaban al tanto de la destrucción de la obra de Fadrique Gutiérrez. Ambos se enteraron cuando ya se había llevado a cabo la remoción, ya que todos los trámites se realizaron a nivel de departamentos inferiores.

Según Aguilar, ella se enteró por el vecino que la llamó para alertarla sobre la situación; mientras que Alfaro supo cuando estaba de gira en Guanacaste.

“Este tema es muy administrativo, yo no estaba enterado, ni siquiera autoricé ni me dijeron que estaban haciendo semejante cosa”, aseguró el presidente del INA a este medio. Por su parte, la alcaldesa destacó que no fue informada porque “no todos los permisos pasan por la alcaldía”.

La destrucción de la pieza fue objeto de descontento en redes sociales, donde algunos vecinos se quejaron. Para evitar futuras remociones de estructuras históricas, la alcaldesa aseguró que ya dio la directriz a la gestora de cultura para que haga un inventario de inmuebles con valor histórico que no estén declarados como Patrimonio Histórico Arquitectónico de la Nación.

“Es lamentable que estas edificaciones que tienen toda esta historia no hayan estado mapeadas y no hayan sido declaradas patrimonio y protegidas”, añadió.

La alcaldesa también informó de que se puso en contacto con dos diputados para fortalecer la Ley de Patrimonio, con el objetivo de proteger los edificios que están en lista de espera o aún no son catalogados como patrimonio nacional.

La inspiración de la obra y una ‘barbarie’

De acuerdo con el arquitecto Fernández, para la obra, el escultor costarricense se inspiró en la Fuente de los Cuatro Ríos, de Gian Lorenzo Bernini, en Roma, Italia, y utilizó el material producto de la mezcla de cal y canto (piedra), el cual es muy difícil de destruir. De hecho, los funcionarios encargados de la retirar la pieza utilizaron taladros eléctricos, según las imágenes difundidas en redes sociales.

“Fadrique Gutiérrez es uno de los arquitectos y escultores pioneros de Costa Rica; es decir, acabamos de botar una obra extraordinariamente sólida, antigua y que además tiene el valor agregado de ser de uno de los pioneros de la arquitectura y escultura en Costa Rica”, aseveró Fernández, quien además calificó la demolición como “una barbarie”.

¿Se pudo salvar?

Según Fernández, este nicho histórico pudo haberse salvado si se hubiera cortado el muro a un metro de distancia de la estructura y se hubiera movido hacia el interior. “Se conserva el nicho, se deja la acera libre y ahí no pasa nada”, expresó.

“No estoy diciendo que sea fácil o barato, pero una colaboración interinstitucional entre el INA, la Municipalidad y el Centro de Patrimonio, hace eso de sobra”, arremetió.

Por el peso del material, el arquitecto explicó que lo más sensato habría sido desplazarlo y reforzarlo con acero, colocarle rejas y añadirle una placa que explicara su historia. “Se podría haber hecho algo muy hermoso que respetara el patrimonio”, enfatizó.

Así quedó el muro