"Mi renuncia no tiene misterio"

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Cincuenta y cuatro diputados pidieron un voto de censura contra el ministro de Seguridad, Juan Diego Castro. Hubo quienes, inclusive, demandaron su destitución. Pero ese agitado 7 de diciembre, la liebre saltó donde menos se esperaba, y quien anunció su renuncia fue la ministra de Información, Florisabel Rodríguez, en una conferencia de prensa convocada por el presidente José María Figueres.

Especulaciones y rumores desfilaron más rápido que el contingente policial en marcha hacia el Congreso aquella mañana. Empero, para ella, en su salida del equipo gubernamental "no hay ningún misterio".

En su carta, Rodríguez adujo que concluyó una etapa del trabajo en ese ministerio y que ahora se dedicará a laborar en el Programa de Sostenibilidad Democrática de Centroamérica. Pero su explicación generó más interrogantes.

La ministra asistió a la XVII Cumbre de Presidentes Centroamericanos, en San Pedro Sula, Honduras, para exponer su iniciativa a los gobernantes, y allí la entrevistó La Nación el viernes pasado, en el hotel Copantl.

Ella, que permancerá en el puesto hasta enero, mantuvo sus argumentos, guardó silencio cuando lo consideró conveniente y añadió un nuevo motivo: el desgaste que causan las tareas del Ministerio de Información.

-En su carta no quedaron claros los motivos por los cuales dimitió. ¿Cuáles fueron?

-Las razones estaban en la carta que leí. Se concluye una etapa, en el contexto de la opinión pública, donde se tomaron medidas muy duras, y aun así la gente consideró que eran medidas necesarias, que traerán beneficios en el futuro y que eran problemas heredados

Por otro lado, me he preocupado de los problemas del proceso democrático. Antes, la existencia del comunismo hacía que las democracias se fortalecieran en relación con su contrario. Pero ahora no hay ningún mecanismo automático de exaltación de los valores democráticos. Ese es un aspecto que explorará el Programa de Sostenibilidad Democrática.

-Pero, entonces, ¿por qué escoger el día del conficto entre Juan Diego Castro y el Congreso para hacer el anuncio?

-Esa fue una idea (la renuncia) que habíamos conversado el presidente Figueres y yo desde hacía varios días. No hay nada misterioso en que fuera ese día.

-¿Ese fecha estaba prevista de antemano para comunicar su salida?

-Esa pregunta prefiero no contestársela.

-¿Hubo una seria diferencia de opiniones entre usted y Castro, en la sesión del Consejo de Gobierno del miércoles 5 de diciembre?

-Totalmente falso.

-¿Implica su salida del Gabinete un debilitamiento del grupo de colaboradores más cercano al Presidente, conocido como Asesoría para la Toma de Decisiones (ATD)?

-Siempre, alrededor de un candidato, se forman mitos sobre quiénes son los más cercanos colaboradores y cómo se conducen. Este es un mito. ATD es un grupo que existió y que se disolvió.

-¿Puede interpretarse su renuncia como el indicio de una recomposición del Gabinete?

-Esa pregunta es para hacérsela a quienes permanencen en el Gobierno, más que para mí, que salgo.

-Usted insiste en que sale del Gabinete porque ya se consumó una etapa, pero, al asumir un ministerio, se supone que se hace para completar cuatro años...

-Yo creo todo lo contrario. Quienes asumen un ministerio saben que es un trabajo que tiene la certeza de ser temporal. El Ministerio de Información es muy complicado. En esta administración eso ha sido todavía más complejo porque es el Gobierno que ha impulsado cambios más intensos y en más frentes al mismo tiempo. Eso implica un gran desgaste. Todos estos son conflictos que generan heridas a un gobierno, y en ese contexto la labor de información es más compleja.

-¿Los pobres resultados de las últimas encuestas de popularidad del Gobierno influyeron en su decisión?

-Esa es una preocupación que tenemos todos. Este ha sido un año duro en lo económico, pero tenemos la certeza de que las cosas mejorarán notablemente el próximo año.

-Pero si cree que las cosas mejorarán, ¿por qué salir ahora?

-No continúo porque se concluyó una etapa. Yo esbocé la idea de la sostenibilidad de la democracia y los presidentes centroamericanos me pidieron que la elaborara más. Ahora los mandatarios sienten el deterioro de los valores democráticos, y para alguien como yo, que estuvo en el corazón de la campaña política más dura de la historia política reciente de Costa Rica, esta es una preocupación existencial.