Luis Guillermo Solís llegó a ordenar la casa y dividir funciones

Colocó retrato del primer presidente en la que será su oficina por cuatro años

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A las 8:26 a. m., Luis Guillermo Solís llegó ayer, por primera vez, como mandatario a la Casa Presidencial, en compañía de su compañera Mercedes Peñas.

Su consigna: ordenar la casa, distribuir tareas a los funcionarios de confianza que llegan con él, pero también pedir lealtad a los empleados heredados de años de gobiernos de Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana.

Los designados por Solís para acompañarlo en Zapote lo recibieron con aplausos a su llegada, pero también lo hicieron aquellos trabajadores de la Presidencia, quienes estaban ahí mucho antes de su aspiración de llegar a ser gobernante del país.

Tras deshacerse de su saco y plantarse en su oficina, el nuevo mandatario comenzó la coordinación con su jefe de despacho, Luis Emilio Jiménez, así como con los asesores que lo llevarán de la mano en las funciones venideras.

El primero. Uno de los primeros cambios que pidió Solís para su despacho fue colocar el retrato del primer presidente de la República, José María Castro Madriz.

En horas de la tarde llegó la pintura solicitada. Se trata de un cuadro, de aproximadamente metro y medio de alto, hecho por el artista Tomás Povedano.

“La obra de arte no tiene valor. Es patrimonio nacional que la Cancillería cede a modo de préstamo hasta mayo del 2018”, precisó Marco Vinicio Vargas, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, que llegó a dejar la obra.

El mandatario también llevó a Presidencia una estatua de un líder indígena, obsequio de su similar de Bolivia, Evo Morales.

“El problema es que ni la cocina conozco. Y lo más importante, el baño”, bromeó el gobernante.

Solís asumió funciones como el 47.º presidente de la República, el jueves, en el Estadio Nacional.

Ayer tras una primera inspección en su nuevo centro de trabajo, ordenó podar los árboles de laurel de la India que impedían a los ciudadanos ver con claridad el edificio que alberga la Presidencia.

La decisión va de acuerdo con la política que intenta implementar de mayor apertura hacia la ciudadanía en el recinto presidencial de Zapote, pues dijo que es la “casa de todos los costarricenses” e insistió en que hará de ese un espacio más abierto, para recibir a la gente y a los medios de comunicación.

“Pero con respeto, no por mí, sino por lo que represento”, dijo en una improvisada conferencia.

El mismo carro. Cuando Solís llegó, por la mañana, se bajó del mismo Nissan todoterreno que lo llevó a cada rincón del país, durante los seis meses de la campaña presidencial y que le sirvió de herramienta para salir del anonimato.

Además, dijo que seguirá usando su vehículo personal para ir de su casa, en barrio Escalante, al trabajo y viceversa.

En cuanto a Mercedes Peñas, la compañera del presidente y ahora primera dama, dijo que tiene su mira puesta en el desarrollo local, aunque comentó que primero hay que ordenarse, para luego asumir funciones específicas.

Pese a que fue apenas el primer día de Solís en su despacho y que era ya viernes, las carreras no cesaron, ni las conferencias de prensa improvisadas.

También hubo múltiples reuniones para apagar los primeros incendios que afronta Solís.

El primero, el nombramiento de Mariano Figueres como jefe de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS). El segundo, la huelga de maestros que, en su primer intento, no pudo resolver la nueva ministra de Educación, Sonia Marta Mora.

Luis Guillermo Solís cerró ayer su jornada con un Consejo de Gobierno. Allí analizaron aspectos administrativos y plantearon dudas sobre el quehacer ministerial.