En Limón, Luis Guillermo Solís recibió quejas en ‘mekatelyu’

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Talamanca. Lo primero que le dijo la anfitriona, vestida con ropa tradicional afro, a Luis Guillermo Solís fue que el restaurante donde estaban podía ser demolido por culpa de una ley, y que por favor hiciera algo, pues ella había votado por él.

Solís y su grupo de ministros y viceministros cumplían su segundo día de gira por Limón.

Estaban en Puerto Viejo comenzando el sábado de recolección de reclamos y peticiones de las comunidades del Caribe sur.

En esa comunidad, le pidieron extender la prohibición para aplicar una ley que obliga a demoler numerosas casas y comercios en este y otros pueblos costeros, como Manzanillo y Cahuita.

Tales construcciones están ubicadas a menos de 50 metros de la línea de mar, en lo que se conoce como zona marítimo-terrestre y quedarían dentro de un área destinada a turismo.

El presidente se apresuró a darles la razón y prometió que ninguna autoridad mandará a demoler edificaciones mientras se discute la posibilidad de una ley que dé solución definitiva a familias que heredaron esos terrenos.

Solís apenas acababa de pronunciar sus palabras de identificación con los afrodescendientes con un poco de inglés criollo. “¡Ah, mekatelyu !”, exclamó un lugareño cuando le escuchó.

De inmediato le hablaron de otro problemón local: la amenaza del pez león, que ahora abunda y que devora a otras especies y golpea a los pescadores locales.

Por este motivo, le pidieron al mandatario ayuda para aumentar el consumo de ese voraz intruso del hábitat del Caribe sur.

Dirigentes plantean que a fuerza de mercado, con una mayor demanda, el pez león sea cada vez más extraído y así no arrase con las especies tradicionales.

A eso, Solís también contestó positivamente, antes de subirse en un barquito y darse un paseo en el mar de Puerto Viejo. Previamente, el expositor de la crisis con el pez león le hizo una advertencia algo parecida a un cobro: “Yo también voté por usted”, le dijo.

En Cahuita, le reclamaron ayuda para retomar la coadministración comunal del parque nacional, después de que la Contraloría ordenó al Gobierno el manejo completo en cobro de entrada y mantenimiento de instalaciones.

Además, le recordaron que, se supone, este es un gobierno de cambio. Solís se manifestó a favor de una administración compartida con un consejo comunal. “Tampoco es que tenga el Gobierno capacidad de asumirlo completo”, dijo el ministro de Ambiente, Édgar Gutiérrez.

En el salón comunal de Cahuita, Solís reiteró las promesas de mayor atención a la zona y, en general, a la provincia de Limón.