3.000 razones para ser oído

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Esperó hasta el último momento para poner en jaque al Gobierno y a la bancada liberacionista.

Rodrigo Gutiérrez Schwanhauser, diputado del partido Fuerza Democrática, encendió las pasiones en la Asamblea Legislativa al presentar --el 22 de agosto-- 1.000 mociones sobre el paquete tributario y anunciar que 2.000 más vienen en camino.

Los diputados del PLN aún no saben si sonreír o darle rienda suelta a la cólera.

Tal es su confusión ante una cascada de propuestas para exonerar del impuesto de venta a gatos, cisnes, ancas de rana, coditos de cerdo, plantas silvestres, hojas de árbol, pinza de filatelista, semillas de girasol y otros curiosos artículos.

Para el oficialismo, esta acción significó un "golpe bajo" en momentos en que, más bien, aceleraba motores para tratar de aprobar los tributos antes del 31 de agosto, cuando finalizan las sesiones extraordinarias.

No faltaron epítetos fuertes para Gutiérrez Schwanhauser como "filibustero" o "terrorista legislativo". Estos dos últimos fueron utilizados incluso por el presidente José María Figueres, el pasado jueves.

El representante de Fuerza Democrática, abogado de 38 años e hijo del exdiputado de Pueblo Unido, Rodrigo Gutiérrez Sáenz, se sacudió al afirmar que está usando recursos reglamentarios para oponerse a los nuevos gravámenes.

Gutiérrez Schwanhauser, casado con Judith Rodríguez Molina y padre de Rodrigo Antonio y Gabriel, cursó sus estudios primarios en el Colegio Metodista y los secundarios en el Saint Francis.

En la Universidad de Costa Rica (UCR) se graduó como licenciado en derecho y durante su vida profesional se especializó en el campo laboral. Entre otros cargos, fungió como asesor legal del sindicado de empleados de la UCR.

También se ha desempeñado como profesor de la Escuela de Ciencias Políticas de esa misma casa de enseñanza superior. En la actualidad, es abogado externo del Banco Popular y de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

Esta no ha sido la única ocasión en que Gutiérrez Schwanhauser ha querido agriar la fiesta del Poder Ejecutivo.

Aún está fresco en la memoria de liberacionistas y también socialcristianos, aquel viernes 7 de julio cuando este parlamentario envió a última hora 103 mociones sobre el proyecto de pensiones del Magisterio Nacional.

Rodrigo vuelve ahora a las andadas en un momento crítico para la administración Figueres. De momento, ya logró su objetivo inicial: ser oído.