Nueva York. Una protesta enérgica por las "injusticias" y "exigencias" en materia comercial de los países poderosos del mundo en contra de los más débiles fue presentada ayer por el mandatario José María Figueres ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
"La lucha entre poderosos bloques comerciales ha aumentado las injusticias entre las naciones", afirmó Figueres al pronunciar su discurso en la reunión extraordinaria conmemorativa del 50°ree; Aniversario de la ONU, que concentró en esta ciudad a unos 140 líderes del planeta.
Esta disertación forma parte de las actividades de la gira que emprendió Figueres por Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico. Ayer la agenda contempló una rápida visita a Washington, donde se reunió con congresistas, senadores y funcionarios del Departamento de Estado norteamericano, con el fin de hacer cabildeo para evitar la posible imposición de sanciones comerciales al país por comercio bananero.
De forma oficial también se confirmó ayer que el primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, no recibirá el próximo viernes 27 a Figueres y a cuatro presidentes más de Centroamérica, como se había programado.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de canadienses, Carl Stewart, dijo que la cita se aplazó debido a que Chrétien debe concentrar su atención en asuntos relativos al referéndum del próximo lunes 30 de octubre. En esa oportunidad se decidirá la posible separación de la provincia de Quebec del resto de Canadá. La fecha de la nueva reunión no se determinó.
Crítica a EE.UU.
"Ahora se habla mucho de libre comercio, pero en la práctica los países que menos tienen no solo deben luchar por los precios de sus productos, sino, además, enfrentar nuevas barreras comerciales", dijo el presidente Figueres durante su disertación ante la Asamblea de la ONU.
El discurso fue interpretado en círculos diplomáticos como una crítica velada a Estados Unidos que busca imponer sanciones comerciales contra Costa Rica y Colombia por sus exportaciones bananeras hacia la Unión Europea.
"Se les exige cumplir con las normativas internacionales (a lo países débiles) en forma estricta, mientras que a los más poderosos se les tolera desviaciones de los convenios y acuerdos firmados", añadió el mandatario, quien inició su alocución a las 10:20 a.m. (8:20 a.m. hora de Costa Rica). Pese a que inicialmente se había solicitado a los gobernantes hacerlo en no más de cinco minutos el costarricense duró ocho minutos.
El discurso de Figueres fue pronunciado ante una escasa concurrencia pues a esa hora la sala de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas estaba a menos del 50 por ciento de capacidad y no se encontraban representantes de las naciones más importantes del mundo.
Entre quienes se vieron aplaudir la exposición del mandatario estaban su madre, doña Karen Olsen, su esposa, Josette Altmann, y el canciller Fernando Naranjo. Antes de Figueres habló el presidente de Guatemala, Ramiro de León Carpio y posteriormente el de Panamá, Ernesto Pérez Balladares.
Anoche, durante la clausura de la sesión especial del 50°ree; Aniversario de las Naciones Unidas y ante la ausencia de los representantes de Portugal, que ocupa la presidencia de la Asamblea General, Figueres presidió por unas horas la sesión ya que Costa Rica es vicepresidenta de ese órgano de la ONU.
Tal fue la velocidad con que el presidente Figueres pasó por la ciudad de Washington, que ni horas para comer tenía previstas en la agenda. Tanto fue así que el canciller Fernando Naranjo y la embajadora Sonia Picado tuvieron que digerir unos emparedados entre una entrevista y otra en el vehículo en que se movilizaba la comitiva oficial.
La seguridad es cosa de todos. Los agentes del servicio secreto de los Estados Unidos que han tenido a su cargo la protección de Figueres no han tenido tiempo ni para descansar. Ayer se trasladaron con él hasta Washington y luego de regreso a Nueva York. Y hay que ver la forma fija y fría con que miran a quien se acerca al mandatario visitante.
De puerta en puerta. Brincos y saltos dio ayer en Washington nuestro gobernante pues visitó seis edificios en cinco horas para reunirse con senadores, congresistas y miembros del Departamento de Estado sin derecho a descansar.
A su regreso a Nueva York, a las 6 p.m. de ayer, el cansancio venció al presidente Figueres. De los 45 minutos que duró el vuelo, 30 los pasó en los cálidos brazos de Morfeo.