‘Estoy acostumbrado a celebrar lejos del continente’

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Vinicio Mesén López festeja la Navidad y el Año Nuevo a 535 kilómetros de tierra firme. Aun a esa distancia está en Costa Rica, en un lugar de ensueño que muchos anhelan conocer: el Parque Nacional Isla del Coco.

Ahí no se oyen ni el estruendo de bombetas ni el de cachiflines anunciando la llegada de un nuevo año. La celebración de la que participa este guardaparques es mucho más tranquila, pero no por ello menos entusiasta.

“Uno se acostumbra a pasar estas fechas lejos de la familia, pero todos los compañeros que trabajamos aquí somos muy unidos y siempre festejamos”, narró Mesén que labora como guardaparques desde hace 10 años.

“El 24 de diciembre, como a las 8 p. m., nos reunimos alrededor de la mesa, hacemos una oración y luego cenamos. Hasta aquí llegan los tamales, la pierna de cerdo o el pavo. La verdad es que nos damos nuestro gustito en esos días”.

Si bien no pueden consumir licor porque un reglamento lo prohíbe, Mesén y sus compañeros no se privan del brindis, aunque sea con un refresco.

“Lo importante es dar gracias porque tenemos salud, trabajo y familia. Eso es digno de celebrarse donde sea que uno esté”.

Sin embargo, reconoce que en algún momento lo abraza la nostalgia y se le atraviesa un nudo en la garganta al recordar a sus cuatro hijas y a su hijo.

Según comentó, hace 10 años, cuando inició sus labores en ese parque nacional, la comunicación era muy rudimentaria, pero las cosas han cambiado.

“Lo bueno es que ahora, con la tecnología, uno se puede comunicar fácilmente con los seres queridos. Aquí tenemos de todo: teléfono, celulares, señal de televisión y conexión a Internet”.

Oriundo de San Ignacio de Acosta, este hombre de 60 años dice que de la Isla del Coco solo saldrá cuando se pensione. “De aquí solo me sacan jubilado. Aunque algunas personas les puede parecer muy difícil estar tan lejos, no cambio este trabajo”.