El hombre al lado del Presidente

Exmilitante de la izquierda, poeta y “casi abogado”

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Aunque todos en la Presidencia conocen de quién es aquella pequeña y sobria oficina, ubicada a la izquierda del despacho de Abel Pacheco, fuera de ahí pocos lo saben.

–“Es la oficina del Espíritu Santo ”. dijo un funcionario cuando La Nación sondeó si el personal lo conocía.

–¿Por qué?, se le consultó.

–“Porque don Pablo aquí está en todas partes”, respondió.

En realidad, esa oficina es el sitio de trabajo de Luis Paulino Arias Fonseca, a quien todos en el Gobierno conocen como Pablo Ureña .

Él es, a la sazón, el hombre a quien se identifica como el consejero o asesor más cercano al mandatario. Entre sus funciones primordiales está la redacción de los discursos de Pacheco.

A sus 49 años, este “poeta y casi abogado”, como él mismo se describe, se ha convertido en una figura casi enigmática del Poder Ejecutivo y es, en definitiva, una de las personas a las que Pacheco acude con mucha frecuencia para pedir consejo. Es uno de los pocos que le “hablan al oído” al Presidente.

Ligado al mundo político por casi tres décadas, siempre con un perfil muy bajo, el nombre de Pablo Ureña poco a poco ha ido saliendo a la luz pública en este año de labores de la administración Pacheco.

Primero por su rol como directivo del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), designado por el mandatario. Más recientemente, por haber redactado el polémico informe presidencial del 1.° de mayo.

Pero, ¿quién es en realidad este consejero presidencial?, ¿cuáles son sus antecedentes?, ¿cuál su trayectoria política?, ¿cómo llega a tener cercanía con Pacheco?

Con base en estas interrogantes, La Nación asumió esta semana la tarea de indagar el papel de este personaje. Se consultó documentación y se entrevistó a 11 personas que conocen la trayectoria de Ureña. Ellos pidieron reserva de sus nombres.

Ureña accedió a hablar brevemente con este diario e insistió en que su labor la realiza sin el deseo de figurar.

Desde la izquierda

La ubicación de su oficina a la izquierda del despacho presidencial coincide con el origen político–ideológico del asesor.

El niño Luis Paulino nació en San José, pero desde los seis meses de edad vivió en La Paz de San Ramón. Cursó la primaria en dos escuelas: Escuela de la Esperanza de La Paz y Jorge Washington, ambas de ese cantón alajuelense. Allí mismo, en el Instituto Superior de San Ramón, hizo la secundaria.

En los albores de la década de los setentas, aquel humilde joven dejó el mundo rural y se trasladó a San José.

La Universidad de Costa Rica le abrió las puertas y el clima ideológico predominante lo envolvió.

Quienes lo recuerdan de esa época lo identifican como miembro del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP). Ingresó a estudiar Derecho, pero no terminó la carrera. Como él mismo lo confiesa, la tarea era hacer la revolución, no era graduarse.

En abril pasado se egresó en Derecho de la Universidad Santo Tomás y está pendiente de hacer las pruebas de grado.

Y es que hay quienes lo recuerdan más por su inclinación por las letras y la poesía, campo que lo llevó incluso a obtener un premio como “Joven creación” en los setentas.

En aquella época participó en el Círculo de poetas y escritores de Costa Rica.

Ureña sostiene que fue ahí donde conoció al actual mandatario, en su faceta de cuentista y escritor, relación que han mantenido hasta hoy.

Su experiencia marxista entró en crisis junto con la decadencia de la izquierda costarricense. Esas vicisitudes lo hicieron pasar por el MRT, Vanguardia Popular, el Frente Popular y por el más extremista Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

La inviabilidad de la revolución hace a Ureña dar un giro hacia al Partido Demócrata Cristiano (PDC), adonde lo lleva el dirigente Jorge Poveda.

El PDC se integra a la Coalición Unidad que lleva a Rodrigo Carazo a la Presidencia en 1978. Ahí labora por primera vez en Zapote junto al vicepresidente José Miguel Alfaro.

Ese paso lo liga luego al recién fundado Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), como asesor legislativo.

En 1986 comienza al lado del diputado Juan Luis Delgado Monge y luego asesora a otros legisladores: Luis Fishman y Rodolfo Méndez Mata. Este lo lleva al Ministerio de la Presidencia en 1990 y dos años después a Hacienda.

Su trabajo en campaña electoral lo acerca de nuevo a Fishman en las contiendas de 1994 y 1998. Ese año vuelve al Congreso con Fishman como diputado y luego con el jefe de la fracción del PUSC, Eliseo Vargas.

Junto a Fishman gesta la unión de fuerzas con Pacheco y tras la separación de Fishman, el 5 de febrero del 2002, Ureña opta por seguir al lado del hoy mandatario.

La persona

Pablo Ureña es una persona de trato fino y quienes lo conocen bien lo catalogan como acertado en la transcripción de ideas generales en discursos y en aportar puntos para que el político al que asesora los desarrolle en una disertación.

Mientras algunos alaban su capacidad analítica, otros le atribuyen fuertes carencias de fondo y falta de visión para proyectar estrategias, debido a su escasa preparación académica.

Otros que han trabajado a su lado aseguran que le es muy difícil trabajar en equipo y que tiene gran capacidad para desarrollar relaciones de dependencia con sus asesorados.

“Algunos llegan a creer que sin Pablo las cosas no caminan”, señaló un entrevistado.

Ureña rechaza ser el poder detrás del trono en la actual administración. “Yo creo que aquí no hay un trono. Sí hay un poder y lo ejerce el Presidente”, sentencia.