Repitientes y deserción en la mira de los expertos

Cuarto año: dolor de cabeza de los estudiantes

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Los datos son elocuentes. Poco menos de la tercera parte de los alumnos que se matricularon en décimo --cuarto año de colegio-- tienen que repetir y casi un 25 por ciento de aquellos que se inscriben en primer o sétimo año desertan de las instituciones de enseñanza.

El problema es más serio de lo que parece. El primer grado es el que más problemas produce en la primaria pues el índice de repitientes anda por el 17 por ciento; luego cae a 10,4 por ciento en segundo grado, y al 0,7, al finalizar el segundo ciclo de la educación general básica.

Pero al pasar a la secundaria el fenómeno vuelve a repetirse. En sétimo año se queda más de la cuarta parte de los estudiantes matriculados; en segundo y tercer año, otro tanto, y se eleva en cuarto (décimo), que se constituye en el nivel que más dolores de cabeza produce a los estudiantes.

De acuerdo con investigaciones elaboradas el año pasado por especialistas del MEP, un 35 por ciento de los estudiantes que llegaron a sétimo año no tenían suficiente formación para pasar de un ciclo a otro. En las pruebas de diagnóstico efectuadas recientemente por esa dependencia, se determinó el escaso conocimiento que poseen los educandos.

Aunque no todos los países exhiben tales indicadores, de acuerdo con datos suministrados por Eduardo Doryan Garrón, titular de Educación Pública, en Estados Unidos no hay repitientes, y en algunas naciones europeas, ese porcentaje no excede del 10 por ciento. Los datos costarricenses, a juicio de esa autoridad educativa son preocupantes y reflejan el gran trabajo que tiene el país por delante para superar esas cifras.

Las preguntas sobran. ¿Por qué los índices de repitientes y de desertores son mayores en algunos niveles que en otros? ¿Por qué en la secundaria esos porcentajes superan a los obtenidos en la primaria? ¿Qué fenómeno se presenta en cuarto año para que se queden tantos estudiantes?

Fallas a granel

La situación es angustiante porque revela, a juicio de educadores, psicólogos, dirigentes sindicales y autoridades educativas, las grandes debilidades y fallas estructurales que tiene el proceso de instrucción.

Para los profesionales, esas cifras no han sido analizadas globalmente y no se han esbozado las soluciones que eventualmente contribuirán a superar tal escollo.

El propio ministro de Educación, Eduardo Doryan Garrón, admitió que existen yerros en el sistema de enseñanza que propician y favorecen la repetición y la deserción.

Para el profesional, el fenómeno es multicausal porque influyen desde problemas metodológicos y pedagógicos hasta las dificultades hogareñas.

Leda Vargas Arroyo, maestra de primer grado de la escuela Napoleón Quesada de Zapote, explicó que este año se le quedaron cinco alumnos y seis tendrán que asistir a las convocatorias de aplazados.

A su juicio, la situación económica de estos niños y el desinterés de los padres por el proceso educativo de sus hijos fue un factor determinante que impidió el progreso de los menores en el aula; los cinco que tendrán que repetir habitan en un precario conocido como Pueblo Nuevo, ubidado en las inmediaciones de la plaza de toros de ese distrito capitalino.

Juan Bautista Castro Elizondo, director a.í. del Instituto Latinoamericano de Psicología y Pedagogía Alternativa (ILPPAL), señaló que el asunto debe ser tema de una discusión seria y profunda porque siempre se atribuye a los muchachos las fallas y no se revisan los errores de la instrucción.

El especialista en psicología lamentó que el sistema educativo costarricense sea expulsivo y no trate de atrapar a los jóvenes en el proceso de formación.

Destacó que la deserción y la repitencia se resuelven cuando exista una preocupación clara por el ser humano y no por la imagen de determinada institución educativa.

Para Castro Elizondo deben abandonarse las poses competitivas para preocuparnos por el crecimiento del muchacho en toda su dimensión humana; esta meta implica que no deben contar los números, sino el proceso de formación.

"Cuando hayamos superado el problema de la repitencia y de la deserción sin botar ni expulsar a ningún joven a la calle, podemos hablar de excelencia académica; antes, no" puntualizó Castro Elizondo.

Una posición similar sostuvo Mario Mondol, presidente de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), quien destacó que lamentablemente en Costa Rica la enseñanza tiene un enfoque de corto plazo y, en consecuencia, asuntos como el de los desertores y los repitientes no se analizan en su real dimensión.

Para Mondol, son preocupantes las cifras del ciclo diversificado por la cantidad de jóvenes que se pierden en el camino. Dijo que le da escalofríos saber que unos 64.000 estudiantes salen de sexto grado, pero solo alrededor de 8.000 obtienen el bachillerato. ¿Qué pasó con el resto?, se preguntó.

A juicio del dirigente, existen serios problemas en la secundaria y es urgente establecer mecanismos que conduzcan a mantener a los muchachos en el sistema de enseñanza.

Criticó su falta de pertinencia y la ausencia de elementos motivadores que impulsen al adolescente a continuar con el proceso formativo.

El ministro Doryan fue más allá; tras aceptar las grandes deficiencias de nuestro sistema educativo, dijo que es imperativo poner correctivos desde la enseñanza preescolar.

Para la autoridad de enseñanza, lo ideal no es que la gente no se quede, sino tratar de que ese problema no sea producto de las fallas estructurales que tiene la instrucción que se brinda en instituciones públicas y privadas.

Causas y soluciones

Los especialistas consideran que las causas para explicar el fenómeno de los repitientes y de la deserción son variadas, como variadas han de ser también sus soluciones.

Causas

Falta de universalización de la educación preescolar. Fallas pedagógicas. Situación económica de las familias costarricenses. Falta de escolaridad de los padres de familia. Problemas estructurales del sistema educativo. Falta de evaluación del sistema. Desarticulación del sistema educativo. Dispersión del sistema educativo. Desmotivación del profesorado. Falta de transición entre los diferentes ciclos, especialmente entre sexto grado y sétimo año. Desconocimiento de técnicas de estudio.

Soluciones

Universalizar la educación preescolar. Poner especial énfasis a los educadores a quienes se les asigna el primer grado. Establecer transiciones en el proceso educativo para aliviar el paso de sexto grado a sétimo año Mejorar las condiciones de vida de la población Establecer mecanismos de control a lo largo del proceso educativo Revisar los procesos de promoción de décimo año Mejorar la orientación y los métodos de estudio Establecer mejoras a la educación secundaria, introduciéndole elementos motivadores como la enseñanza del segundo idioma, la computación y establecer módulos que capaciten al estudiante para incorporarse al trabajo.

Fuente: entrevista a especialistas.