PANI enseña a mamás y papás a ser mejores padres

Academias de crianza reciben a progenitores a los que se les imponen medidas de protección

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"Los niños no traen manual". Esta frase la escuchan reiteradamente quienes se convierten en padres una vez que sus hijos llegan al mundo.

Y como no traen manual, en algunas ocasiones hay padres que necesitan un empujón para ser mejores en la difícil tarea de la crianza.

Esa es la función de las academias de crianza del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), a las que deben asistir los papás a los que esa institución les impone alguna medida de protección tras un incidente leve de maltrato o negligencia.

“Vienen personas que están en un 'proceso PANI' y que entonces requieren educación porque se ve que lo que pasó fue un descuido, pero que no es una conducta de siempre, lo que nos dice que esa mamá necesita conocer más del desarrollo del niño”, explicó la gerenta técnica del PANI, Elizabeth Ballestero.

Esa fue una de las medidas que recibió la cantante Elena Umaña, hace unos días, cuando dejó a su bebé durmiendo en su vehículo dentro de un parqueo público en Heredia.

También pueden asistir de manera voluntaria todos los adultos que deseen aprender más sobre cómo tratar con niños y adolescentes.

Según Ballestero, en la academia la idea es que no solo los padres aprendan, sino que expongan sus experiencias y puedan ponerse en los zapatos de los niños.

Ballestero aseguró que el programa se basa en una "pirámide de crianza", en donde se les enseña a los progenitores en primer lugar la importancia de cubrir las necesidades básicas.

"Un niño que no tiene alimento ya está mal. Si no tiene el cuidado en el ambiente no podrá pasar al otro peldaño, porque está recibiendo hostilidad", explicó la funcionaria.

De acuerdo con la gerenta, para el abordaje de cada uno de los escalones los temas pueden ser variados.

Por ejemplo, en ese primer peldaño se puede contar con charlas de expertos en nutrición o enfermeras que hablen del cuidado de los bebés y los niños.

Así, semana a semana se continúa "subiendo": seguridad emocional, pertenencia, autocontrol, aprendizaje y autoestima, hasta llegar al de felicidad.

Las sesiones pueden incluir variedad de charlas, desde enseñar técnicas de respiración hasta seguridad informática.

Ballestero indicó que se les muestra a los padres que es necesario que cada uno de estos pisos de la pirámide se cumpla para avanzar al siguiente.

"Si queremos un niño autocontrolado, primero tenemos que haber cubierto la necesidad de afecto, porque un niño reacciona positivamente a la disciplina si lo quieren", explicó.

"La gente cree que el castigo físico educa, el castigo lo que hace es que genera rencor y provoca que se reproduzca la violencia y crea ese patrón de que si estoy enojado yo golpeo", añadió.

Además de los papás que están en los procesos del patronato, también pueden asistir padres enviados desde los juzgados.

En ambos casos, la medida es obligatoria.

"Si la persona no viene, se revisa y el niño podría ser separado, porque nada nos está garantizando que la persona está haciendo las cosas como deben de ser", dijo Ballestero.

Según contó la funcionaria, en muchos casos los papás que llegan furiosos el primer día terminan agradeciendo y con ganas de aprender más al finalizar las ocho semanas.

“Es porque hemos detectado que hace mucha falta, el 100% de los adultos no conoce sobre desarrollo integral, sobre las etapas, sobre cómo poner límites sin castigo, porque los criaron con castigo y eso es lo que tienen en la cabeza”, añadió.

Ese fue el caso de Leiner Loaiza y Jacqueline Rivera, quienes tienen cuatro hijos de tres, ocho, 13 y 14 años.

La pareja, que acudió el miércoles a su última sesión, asegura que desean continuar aprendiendo más.

"La experiencia ha sido muy linda, el manual que no tememos los padres los recibimos acá, aprendemos a manejar situaciones que antes no sabíamos,tratamos de no volver a cometer los mismos errores", contó el padre.

"En nuestro caso, que son cuatro hijos, a veces nos queríamos volver locos, no teníamos las herramientas para poderlos criar de la mejor manera, porque fuimos criados en hogares de violencia", añadió su esposa.

Ambos aseguran que aprendieron que a los niños no se les debe meter en una burbuja para protegerlos, sino caminar de la mano con ellos.

Según dicen, ahora tienen más paciencia y saben cómo escucharlos y conversar con ellos.

"Lo que queremos en la academia de crianza es que los adultos entiendan eso, que los niños no se construyen por sí solos, ellos son inteligentes pero necesitan de la mano del adulto, de la orientación del adulto, del afecto del adulto para que puedan llegar a ser seres humanos", afirmó la gerente del PANI.

Según los datos de la institución, en el país hay 83 academias de crianza en modalidad abierta.

También existen 22 espacios de la modalidad FAMA, que son desarrolladas por líderes comunales con asesoría del Patronato.

En total, 5.058 familias recibieron ayuda por parte de estos programas durante el 2017-