Padres se ‘socan la faja’ para costear educación privada

Familias pagan hasta ¢500.000 por cada hijo, según el centro educativo

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Marianella Núñez Gamboa invertirá este mes más de ¢500.000 para asegurarle a su hijo un cupo en una escuela privada de San José.

Ese medio millón incluye, entre otros rubros, el pago de ¢140.000 de matrícula, otro tanto por la mensualidad adelantada de febrero, ¢80.000 de cuotas anuales y ¢120.000 de libros, emergencias médicas y seguro estudiantil. Además, esos montos no incluyen el costo de la buseta y la soda.

Tatiana Ramírez y su esposo enfrentan gastos parecidos. En su caso, optaron por cancelar a pagos las matrículas de sus tres hijos y guardaron parte del aguinaldo. “Imposible hacer ese desembolso de una sola vez”, asegura esta vecina de Purral de Guadalupe.

Padres y madres de familia hacen malabares financieros para que sus hijos puedan estudiar en un centro educativo privado.

Milady Patricia Zúñiga, por ejemplo, ha debido priorizar gastos en la casa y reducir las salidas en vacaciones.

Hay padres de familia que consideran que el Ministerio de Educación Pública (MEP) debería controlar más lo que cobran los centros privados y la calidad de la enseñanza que imparten.

Pero eso no sucede. Los cobros y la calidad de la educación que recibe el 10% de la población estudiantil que asiste a enseñanza privada están por la libre.

Al tratarse de una relación contractual entre el padre de familia y el centro educativo (que es una empresa privada), el MEP alega que no puede interferir en materia de precios, según Minor Villalobos, director del departamento de Educación Privada de ese ministerio.

A la fecha, el MEP tiene acreditados 520 centros educativos privados que ofrecen desde nivel preescolar hasta la secundaria.

En alzada. Aunque los montos de estos rubros varían sustancialmente de una institución a otra, varios padres consultados por La Nación , confirman que se trata de una inversión “elevada” .

Algunos incluso la califican como “desmedida”, pues los gastos iniciales superan, en algunas ocasiones, los ¢200.000 y hasta los ¢500.00 por estudiante.

Aún así, hay quienes afirman que el sacrificio vale la pena, sobre todo por el interés que tienen las familias de reforzar en sus hijos el aprendizaje de idiomas e informática. Un sondeo en varios centros privados encontró que el alza en las mensualidades va de ¢5.000 hasta el 10% de lo pagado el año anterior.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), muestran que entre los precios de los bienes y servicios de la canasta de Índice de Precios al Consumidor (IPC), el rubro educación tuvo, durante el 2013 (de enero a diciembre), una variación de 7,01, mientras que el Índice General cerró en 3,68%.

Aarón González, administrador de la Asociación de Centros Educativos Privados (ACEP), recomienda a los papás elegir la opción educativa que mejor se adapte a sus intereses y economía.

“El 85% del presupuesto de los centros privados se va en pagar a los docentes, y cada año se enfrentan erogaciones para mejorar la infraestructura, adquirir terrenos, comprar tecnología de punta y materiales didácticos. Muchos deben atender las responsabilidades financieras con bancos. Otros, tienen programas de responsabilidad social y asumen costos de alumnos becados”, resaltó González.

A pesar de lo duro que pueda ser financieramente, las familias de los más de 83.000 menores que cursan algún nivel en una institución privada, están dispuestas a pagar.

Como madre y educadora en escuelas públicas y privadas, Kattia Mora considera que “el MEP menosprecia las habilidades de los niños; los docentes dan menos, son conformistas y faltan cuando quieren. Se habla de 200 días lectivos, pero eso es una farsa”, comentó.

Por eso, sus hijos han estudiado en entidades particulares. Y, aunque este año tendrá que pagar un 20% más de lo que invirtió en el 2013, Mora asegura que, por ellos, bien vale la pena.