Francisco Antonio Pacheco, padre del bachillerato: El problema de la educación no está en esas pruebas

Durante su gestión en 1988 reactivó el bachillerato, luego de una pausa de 16 años; considera que las evaluaciones eran beneficiosas y útiles

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Antes que eliminar las pruebas de bachillerato, muchos otros aspectos deberían cambiar en el sistema educativo costarricense. Hay temas con mayor prioridad.

Ese es el pensamiento del exministro de Educación Francisco Antonio Pacheco, quien reactivó el bachillerato en 1988, luego de 16 años de pausa. Las pruebas nacionales estaban en suspenso desde 1972.

Para él, el bachillerato ha sido útil y beneficioso. “Es el único control sobre el cumplimiento del currículum que ha tenido la educación”, afirmó.

Así respondió ante consultas de este medio, luego de que el Ministerio de Educación Pública (MEP) diera a conocer este miércoles la eliminación de los exámenes de bachillerato, a partir del 2020, y la implementación de las pruebas FARO.

Estas ya no se aplicarán al final de la secundaria, sino en décimo año y también en quinto grado. Además, se abrió la posibilidad de repetir la prueba para mejorar resultados y se redujo el número de materias a evaluar.

Para él, sin embargo, esos cambios no garantizan mejoras en la enseñanza y el aprendizaje.

"Una cosa muy elemental que atender es el porcentaje altísimo de los estudiantes que salen de primaria, conocen la mecánica de la lectura, pero no entienden lo que leen. Usted no va a bajar la deserción ni va a mejorar resultados en secundaria si no aborda ese problema fundamental.

Este es un pequeño ejemplo de lo mucho que hay que hacer creo que hay que emprender un esfuerzo con la educación y por lo tanto del docente, porque muchas de las deficiencias provienen del docente. Si no se avanza en esos campos, nunca se van a tener buenos resultados”, advirtió el exministro y exdiputado.

En su criterio, con la eliminación del bachillerato, más bien se está perdiendo la posibilidad de acreditar ante el país el nivel de los graduados con una prueba terminal.

Las pruebas de Fortalecimiento de Aprendizajes para la Renovación de Oportunidades (FARO) miden el nivel de los estudiantes en el penúltimo año de primaria y secundaria.

Según el MEP, con esa información, el docente deberá elaborar un plan remedial para atender las deficiencias que tuvo el alumno y superarlas en el último año. Dichos planes serán examinados por los supervisores del MEP y las direccioes regionales.

Para Pacheco, a lo largo de muchos años, el bachillerato ha evidenciado las deficiencias y el Ministerio las conoce.

“Espero que la reforma tenga éxito, pero creo que solo si se emprende un cambio integral, la educación podrá tomar el rumbo que le corresponde en este momento, en que la inteligencia artificial está entrando vigorosamente en el mundo laboral.

Creo que las pruebas (de bachillerato) le hacían bien al sistema educativo, no veo que fuera el objetivo número uno quitarlas, ojalá que sea sustituidas por algo positivo”, añadió.

Las pruebas FARO evaluarán Matemáticas, Ciencias, Español y, en próximos años Estudios Sociales, cuando se cambien los programas actuales.

Un aspecto fundamental de estos nuevos diagnósticos es que no tendrán una calificación mínima de aprobación, es decir, las pruebas FARO no se aprueban ni reprueban. Sin embargo, representarán el 40% de la nota final para pasar el último año de escuela o colegio en cada una de las materias.

El 60% restante lo compone el promedio ponderado de todas las materias, incluidas las especiales.