Nuevo colegio no abre por falta de agua

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Santa Cruz. Los 80 estudiantes del Liceo Rural de Marbella, en este cantón guanacasteco, pasan su día compartiendo un único servicio sanitario y asediados por el calor y la humedad de un viejo edificio, mientras a poca distancia de ellos la construcción de su nuevo colegio está paralizada por falta de agua.

Esta comunidad ha esperado 15 años para estrenar un nuevo colegio. La obra, calculada en ¢600 millones, tiene un avance del 70% pero no se ha podido concluir porque el terreno donde se levanta carece de fuentes de agua.

El presidente de la Junta de Educación, Henry García, responsabilizó del desabastecimiento a la Asociación de Acueducto Rural (Asada) de Marbella. Según dijo García, ese comité no está interesado en hacer nuevas inversiones para aumentar la cobertura del líquido.

Por esta razón, aseguró García, la misma junta está buscando los recursos por cuenta propia.

“No es justo que por la indisposición de la Asada, estudiantes de San Juanillo, Lagarto, Venado, Las Parcelas y hasta el mismo pueblo se vean perjudicados y sin acceso a mejor calidad de educación teniendo nuevas y modernas instalaciones”, denunció el directivo.

Para Wilmar Díaz, el nuevo director del centro educativo, es una sorpresa toparse con un colegio en estas condiciones.

“Hay tantas limitaciones que no me explico cómo el Ministerio de Salud no ha cerrado este lugar. No hay lavamanos, no hay rampas, no se cumple con la Ley 7600, no hay salidas de emergencia...”, se quejó Díaz sobre las viejas instalaciones en las que, actualmente, se imparten lecciones.

Para Jordan Corea, estudiante de noveno año, el sueño de él y todos sus compañeros es pasarse al nuevo colegio, porque ya no quieren recibir clases en un sitio donde las clases se ven interrumpidas con los aguaceros.