Mujeres nini topan con poco empleo y sin garantías laborales

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En diciembre, Karly Pamela Oviedo, de 20 años, deberá desalojar la pequeña casa prestada en la que vive con su hija de un año, Kiara, en Los Chiles, Alajuela. Y pese a la cercanía de la fecha, aún no sabe adónde irá.

No solo carece de trabajo y título de bachillerato, pues dejó los estudios al quedar embarazada, sino que tampoco tiene con quién dejar a la bebé. “Estoy padeciendo una gran incertidumbre porque no sé adónde ir cuando tenga que dejar esta casa”, confesó Oviedo consternada.

Yahaira Montalbán, de 24, tampoco estudia ni trabaja fuera del hogar. Ella vive con sus padres y su hijo de cinco años.

La joven desertó del colegio en noveno año, cuando supo que sería mamá. “Hoy, comprendo que fue una mala decisión y que debí mantenerme en el aula, pero mi familia no me apoyó”, expresó.

Estas son apenas dos de las 46.000 madres jóvenes del país que ni estudian ni trabajan. El 85% de ellas no pudo concluir la educación secundaria.

Los esfuerzos por ganarse “una extra” les recuerda que las opciones de empleo son escasísimas y no hay garantías laborales.

“Las únicas opciones son tiendas o como empleada, pero de entrada nos advierten de que no pagan seguro y, a veces, menos del salario mínimo”, afirmó Montalbán.

Según una investigación del Estado de la Nación, el porcentaje de mujeres nini con responsabilidades es casi el doble en zonas rurales. De hecho, Los Chiles es el cantón del país con mayor presencia de jóvenes en esta situación.

Los Chiles también es el cantón con el mayor porcentaje de inmigrantes nicaragüenses, lo cual coincide con los datos sobre esta población, conformada en un 17% por mujeres de esa nacionalidad.

Karina Fonseca, del Servicio Jesuita para Migrantes, sostuvo que los procesos para poner en orden la situación migratoria son poco accesibles tanto por los costos como por los trámites.

El carecer de documentos se convierte en un factor de riesgo adicional para estas jóvenes nini en busca de trabajo.

“Las mujeres jóvenes inmigrantes carecen, en mayor medida, del debido acceso a la educación y atención en salud sexual y reproductiva”, dijo Fonseca.

Y agregó: “Lo anterior podría llevar a embarazos tempranos o no deseados y a la obligación de mantenerse en las casas en labores de cuido de hijos, reduciéndose así las posibilidades de inserción en trabajos remunerados o procesos formativos”.