El bachillerato internacional (IB) se posiciona cada vez más en los colegios de Costa Rica con el objetivo de insertar a los estudiantes en un mundo más globalizado. En el país, actualmente, hay 51 colegios que se manejan bajo este programa, regido a nivel internacional por la Organización de Bachillerato Internacional (IBO, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con los datos de la fundación IB Compass, 31 son instituciones privadas y 20 son centros públicos.
El IB tiene tres programas: uno para escuelas primarias, otro para años intermedios (11 a 16 años) y el Programa Diploma (PD), que es el que se realiza durante los últimos dos años de colegio y el más utilizado en el país.
Harold Molina, miembro de la junta directiva de IB Compass, explicó a La Nación que el primer centro educativo en Costa Rica en buscar el programa lo hizo en 1985. Para el 2016, ya existían 26 entidades con el plan y, dos años después, el número se duplicó y fue en aumento hasta llegar a la cantidad actual.
En el sistema educativo público, se implementó en el 2008, con el Liceo de Costa Rica y el Colegio Experimental Bilingüe de Palmares.
Para que un colegio logre la acreditación, debe cumplir una serie de requisitos y el proceso tarda aproximadamente dos años en completarse. Además, todos los profesores que enseñan el programa están obligados a recibir capacitación internacional y, en cuanto a infraestructura, los centros educativos deben estar equipados con laboratorios y bibliotecas.
‘Programa riguroso y exigente’
Javier Álvarez, egresado de la Generación 2021 del Yorkín School, un centro privado con IB, tuvo un récord de 42 puntos sobre 45 en el Bachillerato Internacional, lo que lo colocó como el mejor estudiante de la institución. Según él, el programa lo ayudó en el desarrollo de sus habilidades de expresión escrita e investigación, e incluso aprendió a manejar una mayor carga académica.
En ese sentido, Molina respaldó las afirmaciones de Álvarez y explicó que el PD incluye seis cursos, más tres asignaturas troncales, convirtiéndose en un programa “bastante riguroso y muy exigente”, ya que desarrolla el pensamiento crítico de los estudiantes. En cuanto a la oferta de cursos, varía dependiendo del colegio, pero pertenecen a las áreas de idiomas, ciencias, matemáticas y sociedad.
Las materias troncales unifican lo que se analiza en los otros cursos y son las mismas en todos los colegios: un curso de Teoría del Conocimiento, otro llamado Creación, Actividad y Servicio (CAS); y un curso de Monografía.
Los dos años del PD se llevan de forma integrada. No se trata de aprobar el primero para pasar al segundo, sino que, al final del segundo año, los estudiantes realizan pruebas internacionales estandarizadas que son evaluadas en el exterior, en un país que se determina cada año. Si las aprueban, reciben el diploma.
Molina también comentó que existen muchos mitos sobre el plan; por ejemplo, las personas creen que es “solo para niños genios”, pero no es así. En realidad, es para chicos que se esfuerzan. Otro estereotipo es que creen que inmediatamente se irán a estudiar fuera del país, pero muchos de los egresados acuden a universidades públicas y privadas de Costa Rica.
Ventajas ante el sistema actual
Según Molina la principal diferencia del IB y el sistema educativo actual es la profundidad, ya que la educación pública que no es parte de este programa es muy memorística, mientras que los exámenes que un estudiante del IB debe realizar son de análisis.
Además, los alumnos deben realizar actividades CAS por obligación, como tener que “trabajar” en hogares de ancianos o pertenecer a diferentes clubes artísticos; esas son opciones que el sistema del Ministerio de Educación Pública (MEP) no ofrece.
Lo que sí destaca el miembro de IB Compass es el aumento de estudiantes que van a ser parte del PD y el “nivel” de líderes con pensamiento analítico que están formando para Costa Rica.