Calor y olor a comida impregnan las aulas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Después del terremoto de Nicoya del 2012, algunas escuelas fueron destruidas por completo. Uno de esos centros fue el de playa Brasilito, en Guanacaste, donde los 155 alumnos reciben clases en un comedor.

Para los maestros de ese lugar, el uso del comedor como aula es una odisea. La tarea de dar lecciones a un grupo mientras otros reparten la comida, es una fuente de distracción para los alumnos.

En el Pacífico central, Carlos Jiménez, director regional de Aguirre, asegura que la Escuela Invu La Guaria, en Parrita, es uno de los centros de esta zona que ha vivido la experiencia de recibir clases fuera de las aulas.

En este lugar, la escuela se inundó en el 2011; debido a ello, los alumnos y el personal administrativo debieron desalojar el inmueble.

En octubre del 2013, los alumnos recibieron clases en el salón comunal de la zona.

En diciembre de ese año y por las fiestas cívicas, tuvieron que trasladarse a la plaza local, debajo de un toldo, soportando temperaturas de 35 grados Celsius, un suelo de piedras y otras incomodidades que se les presentan.

Los casos de problemas de infraestructura educativa están en todo el país.

En la zona sur, los padres de familia esperan que el Ministerio de Educación Pública (MEP) reconstruya varias escuelas donde sus hijos reciben clases.

Las condiciones no son las más adecuadas para los estudiantes en Valle Burica, Punta Venegas, La Peña y La Peñita, en Golfito.

Dennis Herrera, director de la Escuela del Valle Burica, asegura que este centro educativo necesita ser reconstruida debido al deterioro del la institución.

Comenta que los padres de familia han presentado recursos de amparo ante la Sala Constitucional, pero hasta ahora el MEP no ha respondido.

En la Escuela de Punta Zancudo, también en Golfito, los niños no tienen servicio de comedor. En el 2013, su alimentación se cubrió con el sistema de comida servida, donde una señora preparaba los alimentos para venderlos. Sin embargo, este sistema no funcionó por el costo económico.

Estos casos forman parte de los 79 centros educativos del país que, a dos meses de haberse iniciado las clases, aún no se ha solventado sus problemas de infraestructura.

Según el MEP, para el 2018 estas carencias estarán solucionadas totalmente.