6 de 10 alumnos de colegios virtuales pierden el bachillerato

Promoción de este año fue de un 38,5%, frente a promedio nacional de 69,76%

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De los 15 alumnos que empezaron quinto año en la sede del Colegio Nacional Virtual Marco Tulio Salazar, en barrio San José, Alajuela, solo cinco recibieron su título de bachilleres.

Cuatro no terminaron el año, dos no pudieron presentar las pruebas de bachillerato y otros cuatro reprobaron, al menos, una de las seis materias evaluadas.

Una estadística similar obtuvieron las otras 86 sedes de esta modalidad educativa, cuya promoción en el bachillerato este año fue de apenas un 38,5%, frente al promedio nacional del 69,76%.

El año pasado, los datos fueron más desalentadores todavía, pues de cada cuatro alumnos que realizó los exámenes, tan solo uno lo logró ganar.

Según Guiselle Cruz, directora de Desarrollo Curricular del Ministerio de Educación Pública (MEP), el bajo rendimiento de estos alumnos se explica, en gran medida, por las características de quienes acuden a esta modalidad de enseñanza: todos son jóvenes con más de 15 años, expulsados por el sistema educativo.

“Para no competir con el sistema formal, tienen que haber estado fuera del sistema por un año”, aseguró Cruz.

“Es una modalidad para el estudiante que trabaja o tiene otras responsabilidades, pero tiene habilidades para llevar un proceso de autoaprendizaje”, añadió.

Evans Arguedas, coordinador de la sede de Atenas del Colegio Marco Tulio Salazar, aseguró que la población que se atiende es muy heterogénea.

“Hay mamás adolescentes, jefas de hogar, estudiantes que trabajan y aportan ingresos para sostener a la familia. Pensar que tenemos que competir contra colegios ‘regulares’ sería fantasioso e injusto porque estaríamos olvidando para qué se creó.

”Puede sonar mediocre o conformista, pero quien trabaja con este sistema se da cuenta de que se nos mide de la misma manera (que colegios regulares) siendo tan diferentes”, argumentó Arguedas.

“Si se midiera solo por rendimiento, quizás se podría decir que la modalidad no sirve, pero estamos hablando de estudiantes que, en su gran mayoría, el sistema educativo había descartado”, añadió Gustavo Ovares, coordinador del mencionado colegio alajuelense.

Jackelin Salas, de 21 años, es una de las alumnas de esa sede que, luego de un embarazo adolescente, pudo retomar sus estudios gracias a esta oferta educativa. A principios de mes obtuvo su diploma.

“Tuve a mi hija a los 16 años y el colegio diurno en el que estaba no me quiso dejar hacer los exámenes; entonces perdí el año. Busqué una opción nocturna y a distancia, pero tampoco me funcionó.

“En el Marco Tulio había más tiempo y me acomodaba mejor con mi hija si faltaba a alguna lección. Es un esfuerzo porque lo que una persona en un colegio diurno ve en dos semanas nosotros lo vemos en una. No creo que hubiera terminado el colegio si no fuera por esto”, relató Salas.

Medio camino. Tal y como lo sugiere su nombre, el Colegio Nacional Virtual Marco Tulio Salazar se concibió como una opción para complementar las clases presenciales con las nuevas tecnologías, pero la enseñanza virtual aún no se ha logrado materializar. “La idea es que sea totalmente virtual, pero implica todo un proceso logístico con recursos, plataforma, capacitación, digitalización de programas de estudio... ”, dijo Guiselle Cruz.

Este proceso es complejo y el MEP no tiene experiencia en la elaboración de este tipo de herramienta, de acuerdo con el ministro de Educación, Leonardo Garnier.

“Es probable que tome un par de años contar con esta plataforma, con los recursos didácticos adecuados, incluyendo los materiales de Profe en C@sa y otros recursos digitales que están en desarrollo, y también con una estructura organizativa acorde”, señaló Garnier.

“No es una situación ideal, pero dado el valor que puede llegar a tener el concepto, en el contexto de la ampliación del uso de la educación virtual, no se consideró recomendable suspender la modalidad, sino reforzarla mientras alcanza su madurez”, añadió el Ministro.

Los centros educativos también tienen otras dificultades. “A mí se me incapacitó una profesora de Inglés en setiembre y pasó un mes sin que se nombrara alguien, y estábamos por presentar bachillerato”, relató Arguedas.

“Siempre han existido problemas de nombramiento y no siempre llegan lo mejores docentes. Enfrentamos una población que salió del sistema educativo con etiqueta de fracaso; si queremos recuperarla, tenemos que poner a los más calificados”, concluyó. Colaboró: Rigoberto Carvajal