42.000 alumnos son vigilados por equipo de 900 docentes

Enviados son expertos y han recibido capacitación para esos exámenes

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Más de 900 docentes están encargados de vigilar que las pruebas de bachillerato transcurran con normalidad en todo el país.

Los delegados ejecutivos de cada sede donde se aplican los exámenes de bachillerato, deben facilitar a los estudiantes las condiciones básicas para hacer la prueba y velar, al mismo tiempo, para que no se cometan fraudes.

Por eso, cuando tienen que poner mano dura, la ponen, sin contemplaciones. Igual apoyan al estudiante que entra en pánico, se atasca en las respuestas o, simplemente, llora de impotencia.

Hay un delegado nombrado por colegio; en total, 909, dijo Félix Barrantes, director de Gestión y Evaluación de la Calidad en el Ministerio de Educación Pública (MEP).

“Estas son pruebas estandarizadas. La gente cree que esto significa que todos son iguales, pero no es solo eso, sino que la aplicación debe ser igual en todo el país, con el mismo tiempo y las mismas normas para procurar un tratamiento igual para todos los alumnos, independientemente de dónde se hace el examen. Son tres horas en San José, pero también en Santa Cruz y San Isidro”, agregó Barrantes.

Una de 909. La profesora María de los Ángeles Villegas dejó de ejercer como docente pues se pensionó hace casi una década. Sin embargo, vuelve a las aulas en la temporada de exámenes de bachillerato como delegada. Este año, le tocó el Instituto de Guanacaste, en Liberia.

“¡Se hace de todo: de educador, de psicólogo, doctor, papá, policía...”, expresó esta exprofesora de Ciencias.

Hasta hace unos años, era usual que los estudiantes hicieran el examen en un solo recinto. Esto permitía que el delegado incluso hiciera una oración o una motivación para que los muchachos no tuvieran miedo.

Este ritual ha cambiado pues ahora las pruebas son en las aulas. Cuando los estudiantes ingresan a la clase, los exámenes están sobre el pupitre.

Los delegados reciben de los directores de los colegios los paquetes cerrados con exámenes, que ya ellos han ido previamente a recoger a las sedes de la Fuerza Pública, donde los resguardan.

Son los que también, al final de las tres horas de examen, recogen los cuadernillos, las actas y las famosas hojas de lectura óptica con las respuestas de cada estudiante.

Cuenta la profesora Villegas que tanto los delegados ejecutivos como los de aplicación, deben especializarse en detectar códigos de comunicación que utilizan los estudiantes para soplar las respuestas.

“Ellos se ponen de acuerdo para ver cómo copian, con lenguaje de manos, que se tocan una oreja o la otra, que se mueven, se rascan, hacen señales con los dedos, ¡en fin! Ya se han puesto de acuerdo, y uno debe estar muy pendiente para que no hagan fraudes”, detalló.