Edgardo Araya lanzará precandidatura presidencial por el FA si Villalta declina

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Edgardo Araya Sibaja, jefe de la fracción legislativa del Frente Amplio, confirmó a La Nación su intención de lanzarse a una precandidatura presidencial, en el caso de que José María Villalta desista de hacerlo.

Este viernes, en una conversación en su despacho, el jefe de los frenteamplistas aseguró que aún hay que despejar muchas dudas, la más importante de ellas si el exdiputado Villalta peleará de nuevo por la nominación presidencial.

"Si el partido considera que Edgardo Araya es la figura que pueda aportar más, el que mejor pueda llevar adelante el partido para las próximas elecciones, pues yo asumiría esa lucha", añadió el legislador sancarleño.

Aunque todavía se desconoce la decisión de Villalta, la agrupación ya se ha planteado el escenario de no tenerlo en la papeleta presidencial. Según Araya, hay sectores frenteamplistas que no verían tan trágica esa posibilidad, sino que estarían dispuestos a buscar un nombre de consenso.

Esa es la esperanza del vocero parlamentario, la de poder concretar suficiente apoyo para evitarse un gasto económico, de tiempo y de esfuerzos en la elección de un candidato para las elecciones del 2018.

"No sería una candidatura de transición", respondió el sancarleño, pues adujo que el ambiente político es tan volátil que dio espacio a la victoria de Luis Guillermo Solís en el 2014 y que el electorado puso al Frente Amplio frente al portón de la Presidencia de la República, cuando quedó de tercer lugar en los últimos comicios.

Araya destaca que su nombre, como abogado y político, no se empezó a forjar en los pasillos, despachos y curules de la Asamblea Legislativa, sino que la batalla contra la minera Crucitas y la empresa Industrias Infinito lo colocó ante los lentes y en titulares, por lo que no es un desconocido ni un político de bajo perfil.

"Igual podría surgir otro nombre de otro partido o del mismo Frente Amplio, que ni siquiera conocemos, y sea el que hace clic", dijo Araya Sibaja.

Insiste el diputado en que su intención no es populista ni coyuntural, sino que su principal objetivo es consolidar el proyecto político frenteamplista que, en su criterio, no ha sido contradictorio con lo dicho en la campaña electoral pasada.

"Uno espera que la precandidatura de uno tenga amplio consenso, pero igual son bienvenidas otras candidaturas", comentó Edgardo Araya, en su oficina ubicada en una vieja casa al costado este del edificio Sión del Congreso.

"La percepción mía es que hay que hacer entender a la gente que uno es lo que es, sin poses, sin artificios, porque la gente está harta de figuras acartonadas. La gente quiere que le hablen con el corazón, sin pensar en sumar o no votos", aseguró el jefe legislativo del FA.

Para Araya, ese es el panorama en elecciones tan polémicas como la estadounidense, donde resultó favorecido el republicano Donald Trump y no una política de amplia experiencia, como Hillary Clinton.

"La gente no se debe asustar cuando se hable de socialismo", comentó el líder del Frente Amplio, quien enfatizó que hay socialismo en las instituciones fuertes del país, como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y que a mucha gente "se le para la peluca" cuando se habla de reforma agraria, pero hay una institución que se dedica a eso desde los años 60 (Instituto Nacional de Desarrollo Rural, Inder).

"No estamos alejados de esas propuestas", apuntó.

Aparte de sus intereses electorales, Edgardo Araya conversó con La Nación sobre las posibilidades del Frente Amplio para el 2018 y su cercanía con el PAC, así como del surgimiento de otros líderes en el FA. Esta es la entrevista.

¿Cuál es el panorama del Frente Amplio para las elecciones?

Podemos ir con la frente en alto a decirle a la gente que puede seguir confiando en nosotros. Al parlamento uno no llega solo, uno no puede imponer una agenda, pero si hacemos un recuento, admitiendo los errores que hemos cometido, en términos generales, hemos cumplido.

¿Cuánto les han afectado polémicas como la de Carlos Hernández o de Ligia Fallas?

Todo eso implica desgaste, golpea, sobre todo lo de Carlos Hernández. En el caso de Ligia, es más de diferencia de criterios y bien dice bien del partido, que permite que haya debate sobre temas particulares. Lo de Carlos nos golpea, pero yo rescato que nosotros, como partido, decidimos que la violencia de género es un tema de partido, medular, decidimos que eso nos golpeara duro. No es cierto que todas las personas relacionadas con esas cosas estén en el FA, es la sociedad. Yo pediría a la gente que reconozca que el partido ha actuado fuerte, sin paños tibios en este tema.

Una cercanía relativa con el gobierno y su partido podría afectar al Frente Amplio, se lo cobrarían.

Aquí hay dos cosas. Imagínese que nosotros, por cálculos electorales, dejemos de intentar llevar adelante la agenda que propusimos. Pero si en la agenda convergemos, como en otros temas con otros partidos, sería un contrasentido no intentar llevar adelante la agenda solo por cálculo electoral, para que no nos identifiquen con el PAC.

Eso es una intención de nuestros adversarios políticos, principalmente el PLN, para que las pulgas de Gobierno no solo se le peguen al PAC, sino también al Frente Amplio. Admitimos que, en la Asamblea, coincidimos muchas veces, pero también con PLN y hasta con la Unidad. Pero no hay matrimonio indivisible ni cogobierno, es un artificio.

En el FA sigue muy presente el nombre de José Merino como fundador y su heredero, José María Villalta, quien los puso cerca de la elección en el 2014. ¿Cómo se ven llegando al 2018 con una figura diferente?

Este partido creció muy rápido. Tenemos 10 años y no se puede comparar con un partido que tenga muchísimos años en la palestra política, en cuanto a figuras. Estamos en proceso de ir consolidando otras figuras para asumir liderazgos, no necesariamente los que están en Asamblea. Tenemos regidores, alcaldes, gente joven que hace sus primeras armas. Ciertamente hay como dos referentes: José Merino, referente de todos, y José María Villalta…

Que es referente de algunos...

Es referente, para bien o para mal. No se puede ignorar que esa figura está ahí. Pero esta gestión legislativa ha ido colocando gente que era desconocida y ahora ya tiene algo que decir, como José Ramírez en Hacendarios, Económicos, Niñez. Antes no sabían ni cómo se llamaba; también Gerardo Vargas Varela, ¿quién sabía de él.? Con esa barba inconfundible, se va convirtiendo en un referente; Patricia (Mora, presidenta del FA) por supuesto. Y todos, en general. Está Ligia, con sus particularidades. La gente sabe de quién se habla cuando se dice Ligia Fallas.

¿Cómo se construye su figura y las posibilidades de luchar por una candidatura presidencial?

En mi caso, ya la gente sabía, más o menos, quién era antes de llegar a la Asamblea. Es como diferente, ya uno es un referente en otra cosa. Obviamente, estar aquí da mucho más exposición, pero a diferencia de los otros compañeros, uno llega a la Asamblea y ya traía trabajo previo. Eso da una capacidad de que la gente lo conozca más y el posicionamiento lleva más tiempo que los otros. Eso da una ventaja.

¿Cree en posibilidades reales de pelear la candidatura?

Hay que despejar muchas cosas del escenario político, pero hay que considerarlo. Ver qué va a plantear el compañero José María Villalta, hay que reconocer que ha hecho el trabajo necesario para merecerse una candidatura. Hay que esperar, yo respeto eso. Si él quisiera una nueva candidatura, se la merecería, pero si no fuera la decisión de José María, hay que plantear ese escenario y que haya otros nombres.

Siendo que no esté Villalta, hay que poner el nombre a consideración.

En el escenario de que José María Villalta no presente su aspiración.

¿Si Villalta no se presenta, sería una candidatura de transición, luego de la votación tan abultada que tuvo el FA en 2014?

No, no. Hay un ambiente electoral absolutamente volátil. Puede ser que una candidatura mía sea más exitosa que la de José María o no, o que surja otro nombre de otro partido o del FA, que ni se nos ocurre, con la que la gente mayoritariamente haga clic. No lo veo como transición, pero sí como continuidad del proyecto político, que no sea solo un tema de una candidatura puntual. Es un proceso más en esa construcción de ir adelante.