Luego de debatir a última hora el tema, los diputados votaron en secreto esta tarde la reelección del magistrado Jesús Ramírez en la Sala III. El alto juez continuará en el cargo por ocho años más, con lo que podrá alcanzar 40 años en el ese tribunal.
Ramírez recibió 28 votos a favor y 22 en contra. Según la Constitución, los magistrados continúan en el cargo a menos de que reciban 38 votos desfavorables en el plenario.
Incluso, si el tema no es sometido a votación, la reelección se produce en forma automática, como casi ocurre en este caso pues, hasta el viernes, el asunto no se había ventilado en el pleno de los legisladores.
A las 6:15 p. m., el presidente legislativo, el libertario José Alberto Alfaro, sometió la aspiración de Jesús Ramírez a votación, después de organizar un debate que se inició el lunes y que terminó este martes.
Luego de la ratificación del funcionario judicial, Alfaro anunció su juramentación para el próximo lunes 20 de marzo, a las 3 p. m.
Con esta cuarta reelección, la Asamblea Legislativa le permite al juez de casación penal seguir en su cargo por un quinto periodo.
En 1993, Ramírez recibió 37 votos en contra, estando fresco un informe de la comisión legislativa sobre narcotráfico que, en 1988, recomendó no nombrarlo de nuevo por conclusiones que él negó en absoluto.
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En el 2001, el magistrado recibió 29 votos negativos y, en el 2009, fue reelegido de forma automática por el silencio de los diputados.
Esta vez, el principal defensor de la continuidad de Ramírez fue el socialcristiano Jorge Rodríguez, quien dedicó la mayor parte de sus participaciones en el debate a ataques a la libertad de prensa y a este medio de comunicación.
El rojiazul también preside la Comisión de Nombramientos, donde evitó que Ramírez pasara por audiencia, como lo hace ahora también con las aspiraciones de los magistrados Román Solís (Sala I) y Eva María Camacho (Sala II).
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El debate sobre la reelección del magistrado comenzó este lunes, luego de que La Nación reveló que liberacionistas y socialcristianos optaban por el silencio legislativo para ratificar al magistrado de manera automática, como lo permite la Constitución Política.
Los más críticos de la reelección fueron los oficialistas Emilia Molina, Ottón Solís y Nidia Jiménez, quienes atacaron numerosos cuestionamientos que ha tenido en su contra el magistrado, desde el informe del panel sobre narcotráfico del 88, hasta otros episodios ligados siempre a asuntos políticos.
"¿Cómo enseñar educación cívica hoy? ¿Cómo educar sobre la labor del Poder Judicial? ¿Cómo resaltar la honorable labor de las magistraturas, cuando algunos diputados del Primer Poder de la República utilizan todas las estrategias a su alcance para que un magistrado cuestionado por su labor permanezca en su puesto 40 años, no importando que ya en la Comisión de Narcotráfico, en 1993, se solicita al Ministerio Público que le abriera un proceso por falso testimonio y algunos actos dolosos?", reclamó Jiménez en el plenario.
Ella añadió que, en 1991, siendo presidente de la Sala III, Ramírez ordenó que se decomisaran 1.500 ejemplares de un libro sobre el caso Chemise, que mencionaban a José María Figueres Olsen en un texto sobre el asesinato de una persona.
Solís cuestionó, en el plenario, dentro de la discusión sobre la continuidad del juez, la falta de voluntad de Ramírez para acudir al Congreso y rendir cuentas. "El que nada debe nada teme, ¿por qué entonces le tiene temor a las preguntas? El magistrado Jesús Ramírez le teme a cosas muy, muy serias", dijo el fundador del Partido Acción Ciudadana (PAC).