Aunque el 26 de diciembre no es para celebrarlos a ellos, sino a sus amos, poco haría un caballista sin su compañero equino, ese personaje majestuoso detrás, o más bien, debajo de los jinetes que acuden al Tope Nacional.
Sin embargo, tan solo cuatro funcionarios del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) –dos veterinarios y dos abogados– tendrán en sus manos la fiscalización de los miles de caballistas que, se prevé, tomarán las calles el próximo jueves durante el tope más grande del país.
Manuel Ureña, director de Operaciones Nacionales del Senasa, explicó que la atención de los animales le corresponderá a los cinco veterinarios privados contratados por la Municipalidad de San José como condición para recibir el permiso para realizar la populosa actividad.
Este requisito establece que debe haber un médico veterinario por cada 500 equinos y se basa en las estimaciones de inscripciones formales, de entre 2.500 y 3.000 participantes.
No obstante, según el representante del Hospicio de Huérfanos y presidente de la Comisión de Tope, Fernando Jiménez, se anticipan otros 2.000 participantes que acostumbran eludir el pago en beneficio de la organización. Para ellos, no se exigirán médicos veterinarios.
Ureña reconoció que el número de profesionales es insuficiente, pero alegó que imponer demasiados requerimientos elevaría demasiado el costo de la actividad y entorpecería el objetivo de recaudar fondos para bien social. “Con esto tenemos un equipo que nos ayuda a vigilar el bienestar animal. Además, van cinco estudiantes del Tecnológico (de Cartago)”, dijo Ureña.
Por otro lado, resaltó que el Senasa emitió recomendaciones para los caballistas.
¿A qué realmente se exponen los caballos que asisten al tope?
La deshidratación y las enfermedades, las quebraduras y raspones, y el maltrato con espuelas y fustas, son algunas de las amenazas que resaltó el jefe del Hospital Equino de la Universidad Nacional (UNA), Manuel Estrada.
Según el experto en equinos, la mayoría de lesiones en caballos de tope ocurren al cargar y descargarlos de los camiones, que están diseñados para ganado.
“Entre el 26 (de diciembre) y Palmares es que tenemos la mayor incidencia de lesiones en patas: heridas, fracturas y caballos que hay que ‘eutanasear’ porque no hay dinero para pagar el procedimiento”, explicó el veterinario.
Por otro lado, subrayó la importancia de vacunar a las bestias contra la influenza equina y suministrarles abundante agua y electrolitos previo a la actividad, puesto que un caballo puede perder hasta 15 litros de líquido por hora.
Sin embargo, a los accidentes y los contagios se suman actos de imprudencia e ignorancia.
“Desafortunadamente, un porcentaje de los asistentes no son caballistas, sino de la “avioneta set” y artistas que visten de vaquero y alquilan caballo.
”Estos, con guaro, son los que causan mas daños”, dijo.
Ureña añadió que los problemas más comunes de maltrato son por uso de espuelas, fustas para castigar y frenos que no calzan.
“Esto se ve sobre todo en los animales de alquiler porque la gente no se siente responsable de los caballos y muchas veces no saben ni siquiera usar el equipo”, aseguró.
Tanto la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA) como la Asociación Nacional Protectora de Animales (ANPA) externaron su oposición a los espectáculos públicos con animales.
“Sabemos que, lamentablemente, no todos los animales son tratados como se debe”, dijo María Angélica Carvajal, vocera de ANPA.
“Como los topes son actividades folclóricas legales, nos preocupamos para que se hagan de la mejor manera posible y pedimos evitar el sufrimiento innecesario”, añadió Melania Gamboa, de la WSPA.
El Hospital Equino de la Universidad Nacional (UNA) permanecerá abierto las 24 horas durante las festividades para atender cualquier emergencia.
Si requiere apoyo de este centro especializado, puede llamar a los teléfonos 8883-1313 u 8847-2525.