Atraso en obras y maquinaria frena desarrollo de puertos

Principales muelles tienen en lista de espera proyectos grandes

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Los puertos de Limón y Caldera, Puntarenas, comparten algo más que su importancia estratégica para el país: su desarrollo permanece frenado.

Ampliación de los muelles, compra de maquinaria y obras nuevas están varadas desde hace años debido a una tramitomanía que no los deja avanzar.

Así, por ejemplo, el puerto de Moín, en Limón, tiene en espera una compra millonaria de equipo desde hace casi dos años. Ese muelle mueve poco más del 80% de las exportaciones del país.

Sus administradores pretenden comprar, mediante una licitación, una grúa pórtica que cuesta $10 millones, obra civil para ese aparato por $ 3 millones, un acomodador de contenedores de $1 millón, 7 cabezales y 15 carretas, valorados en $2 millones. La lista incluye una lancha piloto de $1 millón.

La gestión debe ser aprobada por el Ministerio de Hacienda, según explicó Allan Hidalgo, presidente ejecutivo de la Junta de Administración Portuaria y Desarrollo Económica de la Vertiente Atlántica (Japdeva).

El funcionario indicó que la realización de los trámites no han permitido avanzar y hoy tiene a los puertos de Limón usando maquinaria casi en el tope de su vida útil.

“Se tiene una grúa pórtica totalmente fuera de servicio, desde hace años, porque el costo de repararla es igual que comprar una. Hace falta esa grúa, comprar montacargas y un remolcador”, explicó.

Además, en Limón urge la ampliación del muelle en 300 metros de largo para poder atender más barcos en menos tiempo.

Hoy, la falta de esa ampliación le cuesta a cada naviera cerca de $15.000 en espera de espacio.

Mayra Calvo, directora de la Secretaría Técnica de la Autoridad Presupuestaria del Ministerio de Hacienda, se mostró en desacuerdo con la opinión del jerarca de Japdeva, pues asegura que ese despacho resolvió con rapidez la aprobación del presupuesto solicitado.

La funcionaria descartó que se pueda achacar el atraso en la aprobación de los fondos a Hacienda.

También en el Pacífico. A Caldera, puerto que está concesionado desde hace siete años a la Sociedad Portuaria Caldera (SPC), le queda pendiente la aprobación de varias obras de importancia.

Allí se debe ampliar el rompeolas. Esto permitiría detener la arena y los sedimentos que entran en el calado del puerto. Estos reducen la capacidad de ese muelle para recibir barcos de gran tamaño.

También se debe dar más profundidad al muelle y construir un patio de hidrocarburos y de granos. Sin embargo, esos proyectos están varados a la espera que la concesionaria llegue a un acuerdo con el Estado para definir cómo esas obras tendrán un impacto en el contrato.

Emilio Vargas, gerente de Relaciones Públicas de la concesionaria del puerto de Caldera, explicó que esa terminal opera con normalidad, pero la carencia de obras de mejora le resta eficiencia.

Según dijo, para hacer las inversiones en los rompeolas y las ampliaciones del puerto, la concesionaria debe negociar primero con el Instituto Costarricense de Puertos al Pacífico, y eso lleva tiempo.

Vargas prevé que este mismo año se aprobarán las obras de protección del rompeolas y también los trabajos para el patio de almacenamiento de hidrocarburos de la Refinería Costarricense de Petróleo (Recope).

“Estas obras son vitales; mejorarían la eficiencia del puerto de Caldera. Podríamos recibir barcos de mayor calado y, por ende, de mayor capacidad”, indicó.

En Caldera se construye el muelle granelero que lleva, aproximadamente, un avance del 67%.