Limón. En el 2011 y luego de un incendio, Recope tomó la decisión de comenzar un proceso de desarme del plantel para adecuarlo a un plan de modernización.
En estos momentos, revivir la actual planta no es rentable. Para eso, requeriría una inversión millonaria a fin de abastecer la demanda nacional sin dejar pérdidas. Hoy en día, dos de las unidades de refinado están desarmadas y aunque otras cuatro se mantienen en pie, no se podría refinar el crudo porque el proceso quedaría incompleto.
La planta de refinación de Moín tenía capacidad para procesar 25.000 barriles al día. Sin embargo, como la última modernización –hecha en el año 2000– no se completó, los combustibles que resultan del refinado no son rentables o no cumplen la calidad y características que el país exige.
“Cuando se decidió parar la operación de la refinería, una de las razones era que en ese momento estábamos en el conflicto de la Primavera Árabe (movimientos de protesta social en esa región del mundo). La rentabilidad de la refinación estaba por el suelo y no era atractivo refinar”, manifestó Henry Arias, gerente de Refinación de Recope.
Agregó que al modificar las especificaciones nacionales (por ejemplo, la reducción de azufre) tanto para el diésel como para la gasolina, la planta no era capaz de generar esos productos.
“Lo que hacíamos era mezclar con el producto de importación, reformulábamos y entregábamos para la venta. Si hoy refináramos, tendríamos que hacerlo de ese modo y por cuestión de rentabilidad, no sería lo más adecuado”, aseguró el funcionario.
El plan conjunto con China, que está en veremos, pretende ampliar la capacidad de refinación a 65.000 barriles diarios. Esto se lograría modernizando la vieja estructura para enlazarla con la nueva.