Un total de 25 jóvenes costarricenses participarán como voluntarios, el próximo mes, en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se realizará del 23 al 28 de julio en Río de Janeiro, Brasil.
La celebración católica tiene lugar desde el Domingo de Ramos de 1984 y reúne a miles peregrinos y jóvenes voluntarios.
El papa Juan Pablo II convocó ese año a la juventud en Roma para celebrar el Año de la Redención.
Para la jornada de este año se inscribieron, hasta febrero, un total de 84.000 voluntarios, lo que superó la cifra de 60.000 que esperaba la organización.
Ante esta situación, los costarricenses de momento no tienen claras las funciones que realizarán en tierras brasileñas.
Sin embargo, los organizadores de la JMJ esperan que los voluntarios brinden su ayuda en los diferentes puntos de información, zonas de alojamiento, hospedaje, sitios de catequesis, actos culturales y hasta en primeros auxilios.
La mayoría de los voluntarios saldrá hacia Brasil en diversos vuelos a partir del 10 de julio y retornará en agosto.
A manera de contribución, cada jornadista debió desembolsar ¢70.000, mientras que el hospedaje y alimentación lo brindará la organización entre el 15 y el 30 de julio.
Historias de fe. Judit Benavides y Juan José Alvarado son parte de los ticos que participarán en el evento, que este año escogió como tema unas palabras del Evangelio de San Mateo: “Id y haced discípulos a todos los pueblos”.
Los dos amigos participaron como peregrinos en la pasada edición de la JMJ, que se realizó en Madrid, España, en el año 2011.
Tras regresar ese año de España, les quedó la inquietud de lo que sería participar en la siguiente jornada, en especial luego de que escucharon el mensaje del papa alemán Benedicto XVI en la plaza de los Cuatro Vientos, ante más de dos millones de feligreses.
Para asistir al máximo evento que congrega a la juventud católica, Benavides, de 25 años, encontró un empleo y empezó sus planes de ahorro tras finalizar su carrera de Dirección de Empresas en la Universidad de Costa Rica (UCR).
“Soy apasionada por la ecología y con la UCR íbamos, de forma regular, a playa Grande o a Ostional a cuidar tortugas en jornadas de patrullaje”, recordó la muchacha.
En el caso de Alvarado, solía organizar en la época navideña fiestas en una reserva indígena de Talamanca durante dos días.
“Esa labor me hizo madurar la idea del voluntariado como una acción de comunidad y no de individualidad”, dijo el joven de 21 años, quien estudia la carrera de Ingeniería de Materiales en el Instituto Tecnológico de Cartago (ITCR).