25 familias dejan Jomusa

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Upala y Los Chiles. En un ambiente cargado de tristeza, frustración, recuerdos e incertidumbre, pero con algunas muestras de optimismo, se inició ayer la evacuación de las familias costarricenses que vivían en Jomusa de Nicaragua.

El éxodo hacia Costa Rica de las primeras 25 familias fue permanentemente vigilado por efectivos del ejército nicaragüense que siguieron de cerca todos los movimientos que hacían desde las 8 a.m. de ayer.

"Lo estamos perdiendo todo", expresó con lágrimas en el rostro, Felipa Ocón Carmona, de 65 años de edad, una de las 300 costarricenses aproximadamente que de la noche a la mañana se encontraron con que habitaban territorio de Nicaragua.

Sus problemas empezaron en marzo de 1994 cuando les comunicaron que, debido a un nuevo trazado de la línea fronteriza, sus parcelas quedaron de lado nicaragüense.

A las 10 a.m. de ayer, solo 10 familias quedaban en la Jomusa nicaragüense, y el plazo para cruzar con las pertenencias que lograran tomar vence el próximo viernes, 7 de julio. Sin embargo, es probable que hoy todos los afectados se instalen definitivamente en Costa Rica.

Durante el operativo de evacuación, los campesinos contaron con la colaboración del Instituto de Desarrollo Agrario (IDA), que facilitó camiones y pick-ups para transportar muebles, ganado, utensilios de cocina y hasta las pocas gallinas que poseían los nacionales.

Las 25 familias que retornaron ayer al país se alojaron temporalmente en casas de familiares y amigos que viven en los caseríos de La Unión, La Victoria y Llano Hermoso de Upala.

Lo anterior poque el IDA aún no ha hecho la distribución de las parcelas de una finca de 351 hectáreas que adquirió en Aguas Negras de Los Chiles, a 65 kilómetros de Jomusa.

Garantizan ayuda

Mientras tanto, ayer, en conferencia de prensa, el presidente ejecutivo del IDA, Orlando Dorado, aseguró que el Gobierno suministrará a las familias, por tiempo indefinido, alimentos, agua potable, colchones, cobijas, herrramientas de labranza y hasta materiales para la construcción de sus casas.

Según el funcionario, se trata de un caso de "solidaridad humana", por lo que también analizan la posibilidad de entregar gratuitamente los lotes a los afectados.

Dorado aseguró que coordinarán con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para promover proyectos de desarrollo agropecuario para garantizar, en corto tiempo, mejores condiciones de vida para los parceleros reubicados.

Por otra parte, la ubicación de las familias expulsadas de Jomusa tuvo ayer su primer escollo. Efectivos del Ministerio de Seguridad Pública se vieron obligados a realizar un operativo relámpago para expulsar a 18 campesinos que, desde el domingo anterior, ocuparon la finca Aguas Negras, en Los Chiles.

En esa acción, las autoridades desmantelaron cuatro ranchos que los precaristas levantaron, entre ellos el que ocupaba Luis Alberto Carrillo, quien regresó a una propiedad que posee cerca del lugar en disputa. Las cosas no pasaron a más.

A la 2:35 p.m., bajo un ardiente sol, sudorosos pero cargados de ilusiones, arribaron a Aguas Negras los primeros parceleros provenientes de Jomusa.

"Hoy comienza una nueva vida y espero que sea algo mejor", exclamó con seriedad Juan Adolfo Ocón, campesino de piel tostada y manos callosas, mientras bajaba de un camión trozos de madera de lo que fue su casa.

A cada uno de los campesinos se les asignarán parcelas aproximadamente de siete hectáreas, con lo que estaban satisfechos.

De las 34 familias, 25 están conformadas por costarricenses, 6 tienen padres ticos e hijos nicaragüenses, y 3 están integradas por padres e hijos nicas.

"Todas recibirán el mismo trato; no habrá discriminaciones por razón de nacionalidad", afirmó Salvador Quirós, director regional del IDA en la zona norte del país.

Viaje sin regreso

La primera familia que abandonó Jomusa fue la de Agenor Avilés, cuya vivienda rústica fue permanentemente vigilada por oficiales del Ejército nicaragüense. "Esperamos mejor vida", afirmó. Rebeca López Gutiérrez, 35 años, no pudo ocultar que era presa de una profunda tristeza. Durante los siete años que vivió en Jomusa se le murieron dos hijos de pocos días de nacido. "Hoy, antes de abandonar mi casa, pensé en ellos, pero arriba están mejor que aquí."Los parceleros y sus familias se trajeron todo cuanto pudieron. José Francisco López cargó hasta un cuadro con una imagen del Corazón de Jesús. "Es que soy devoto del Santo y es el que me ayuda cuando tengo dificultades", relató. Tremendo esfuerzo hicieron los hermanitos Rigoberto y Blanca López Ocón, de 11 y 4 años, para poder cruzar la frontera con un cerdo que se negaba a abandonar suelo nica. Para que el animal avanzara unos pocos metros tuvieron que darle repetidamente con una cuerda. "Este jodido quiere quedarse con los piris (sandinistas)", dijo, entredientes, Rigoberto.