Washington. Cuando el presidente Barack Obama aterrice el próximo jueves 2 de mayo en ciudad de México, el propósito de su visita será el de protagonizar, junto con el presidente de México, Enrique Peña Nieto , el segundo acto de una puesta en escena que arrancó hace ya casi seis meses en la Casa Blanca para tratar de relanzar la relación estratégica con México.
Si hubiera que resumir en pocas palabras el objetivo de esta tercera visita del presidente Obama a México, funcionarios de la administración estadounidense señalan que el titular sería: “elevar la cooperación económica, pero sin disminuir la colaboración en materia de seguridad”.
A solo unos días del inicio de esta gira, funcionarios de la administración Obama reconocen que el tema de la cooperación económica y comercial tendrá un papel relevante, en función de los más de 1.400 millones de dólares de intercambio comercial que se registran cada 24 horas entre ambos países.
En este sentido, adelantaron que el papel que EE. UU. y México juegan dentro de la Alianza Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés), será otro de los asuntos por contemplar por ser de lo que Washington ya estima como “un nuevo modelo de cooperación” a futuro.
Control de armas. En la mesa de las discusiones con el presidente de México, también estará el tema de la seguridad, la reforma migratoria y la inacabada lucha a favor de un mayor control de las armas en Estados Unidos.
Sobre esto, y aunque el presidente Obama y el partido demócrata han sufrido un duro revés al ver derrotadas las iniciativas a favor de un mayor control de antecedentes en la venta de armas o la que buscaba reimplantar la prohibición contra armas de asalto, su gobierno ha visto cómo ha salido adelante la que persigue elevar las penas contra quienes trafiquen armas.
“El presidente podrá señalar que el trabajo y los esfuerzos que estamos realizando para controlar el tráfico de armas van a seguir adelante”, aseguró una fuente del Gobierno estadounidense al insistir en que este es un capítulo en el que “el compromiso de nuestro país con México se mantiene firme”.
Entre los elementos circunstanciales que el presidente Obama no podrá ignorar durante su visita, está el ambiente de revuelta que ha generado entre el sindicato de maestros la reforma educativa que ha impulsado el presidente Peña Nieto como parte de los cambios estructurales, que hoy son seguidos con mucha atención desde EE. UU. y organismos multilaterales, como el FMI y el Banco Mundial.
“Estas reformas van a hacer de México un país más competitivo a nivel global”, aseguraron funcionarios de EE. UU., al considerar que este ambiente de protestas es “una parte normal del proceso”.
“México es una democracia y en democracia la gente tiene el derecho a manifestar sus puntos de vista. Este país tiene hoy una sociedad muy dinámica”, se limitaron a señalar para quitar hierro al ambiente que ha puesto a prueba la capacidad de respuesta del gobierno del mandatario Peña Nieto.