MEXICO (AFP) Vestidos de blanco y con una vela, unos 200.000 mexicanos confluyeron la noche del sábado en el Zócalo, la plaza central capitalina, para exigir a sus políticos que cesen la violencia desbordada que ha causado casi 3.000 asesinatos y 400 secuestros en lo que va del año.
Los manifestantes ocuparon toda la calzada de la plaza con capacidad para 160.000 personas y varias calles aledañas, mientras otros miles pugnaban por arribar al paseo público, donde se entonó el Himno mexicano como corolario de la protesta.
A la hora señalada de las 20H30 locales (01H30 GMT), se apagaron las luces de las fachadas de las sedes del gobierno capitalino y el Palacio Nacional, ubicados en los costados del Zócalo, mientras en la Catedral se hacían tañir las campanas como protesta.
Los manifestantes ubicados en el Zócalo encendieron decenas de miles de velas conformando una impresionante demostración simbólica contra la inseguridad.
La marcha, llamada "Iluminemos México", se desarrollaba sin incidentes antes de la desconcentración y bajo la vigilancia de unos 3.000 policías apoyados por cuatro helicópteros, dijo una fuente de la secretaría Seguridad capitalina a la AFP.
Ciudadanos de todas las edades, incluidos padres con sus niños, formaron parte de la protesta convocada ante el hartazgo ciudadano por la violencia que azota al país, que ha dejado --según académicos-- 400 secuestros en lo que va de 2008, contra los 437 cometidos en todo 2007.
"México, México", fue casi el único grito que se escuchó en la demostración, pese a que los organizadores reclamaron que sea silenciosa.
Otras ciudades mexicanas fueron escenario de marchas similares, incluida Juárez, en la frontera con Estados Unidos, donde se registra el mayor índice de violencia del país, con unos mil homicidios por las disputas entre los cárteles de la droga.
La marchas se organizaron a causa de la indignación social por el secuestro y asesinato del adolescente Fernando Martí (de 14 años, hijo de un acaudalado empresario), al parecer perpetrado por policías. La indignación forzó además a las autoridades nacionales a firmar una serie de compromisos contra la inseguridad el 21 de agosto pasado.
Pero tras la cumbre llegó la semana más violenta en México desde el inicio del mandato de Felipe Calderón en diciembre de 2006, con 167 asesinatos, incluidos los de 24 policías, y 21 decapitados, según publicó este sábado el diario Reforma.
Estos macabros crímenes intensificaron la sensación de inseguridad de los mexicanos y su hartazgo por la falta de respuesta de los políticos y las sospechas por la directa participación de fuerzas de seguridad en delitos.
Por ello, las 15 asociaciones civiles y empresariales organizadoras de la manifestación reclamaron enfáticamente a la clase política que no acuda.
Los organizadores entregarán el domingo a Calderón (conservador) y al alcalde capitalino, Marcelo Ebrard (izquierda) un documento con 10 exigencias ciudadanas que se alimentarán de las propuestas recogidas en la marcha.
El presidente reconoció el martes que durante años la delincuencia "se ha alimentado de la tolerancia y en ocasiones de la franca corrupción de algunas autoridades", aunque también criticó la "indiferencia y la apatía de muchos ciudadanos".
La violencia de los cárteles narcotraficantes se ha recrudecido en el norte del país a causa, según las autoridades, de su guerra por el control de las zonas de tránsito de droga hacia Estados Unidos
Calderón desplegó tras su toma de posesión a más de 36.000 militares en los estados más afectados por la violencia pero este operativo no ha podido evitar que las ejecuciones se dispararan hasta las 2.954 en lo que va de 2008, cifra ya superior a la de 2007, según el diario Reforma.
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