Vientos de furia llevaron muerte y daños a Europa

Fenómeno afectó el transporte y causó interrupciones en el servicio eléctrico

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Londres. AP, AFP. Una colosal tormenta costera con vientos huracanados azotó ayer principalmente a Gran Bretaña y el oeste de Europa, donde derribó árboles, inundó zonas bajas y entorpeció el tránsito por aire, mar y tierra. Hasta anoche se reportó la muerte de por lo menos 13 personas.

Fue una de las peores tormentas en golpear la región en años, dijeron los meteorólogos.

La mortífera tempestad no tenía nombre formal, pero se le denominó tormenta de san Judas (por el santo patrono de las causas perdidas) y stormageddon (un juego de palabras que fusiona los términos en inglés “tormenta” y “apocalipsis”).

Se reportaron ráfagas hasta de 160 kilómetros por hora (km/h) en la isla de Wight, en el sur de Inglaterra, y de 129 km/h tierra adentro. Posteriormente en la jornada, en la capital danesa de Copenhague se midieron ráfagas de hasta 194 km/h, y una autopista de Alemania quedó cerrada al presentarse vientos de 100 km/h.

Advertencias. En toda la región se emitieron advertencias para que las personas se quedaran en sus casas. Cientos de árboles fueron arrancados o rotos, lo que bloqueó caminos y aplastó autos. A los holandeses se les pidió que guardaran sus bicicletas.

Se informó de al menos 13 muertes, la mayoría víctimas de aplastamiento por árboles caídos. En Alemania hubo seis fallecimientos, cinco en Gran Bretaña, uno en Holanda y otro en Dinamarca.

Dos personas murieron en Londres por una explosión de gas y un adolescente británico que jugaba en las olas crecidas por la tormenta fue arrastrado por el mar.

Gran Bretaña sufrió su peor tormenta en los últimos cinco años. El primer ministro, David Cameron, describió estas muertes como “sumamente lamentables”.

En Dinamarca, un hombre pereció por el impacto de un ladrillo que salió despedido en el hundimiento de un edificio a 60 kilómetros al noroeste de Copenhague.

La mayoría de los trenes daneses se detuvo y cerca de 500 pasajeros estuvieron atrapados en 35 aviones en el aeropuerto internacional de Copenhague por los fuertes vientos que impedían colocar las pasarelas de desembarco.

A pesar de la fuerza de sus rachas de viento, la tormenta no es considerada un huracán porque no se formó sobre las superficies cálidas del océano abierto como los meteoros que golpean el Caribe y Norteamérica, según el servicio meteorológico británico.

En Gran Bretaña, no se registran huracanes debido a que estos son tormentas que extraen su energía de mares mucho más cálidos que el Atlántico norte, según el servicio. La tormenta de ayer tampoco tenía un “ojo” en el centro, como la mayoría de los huracanes.

Transporte interrumpido. No obstante, el aeropuerto Heathrow de Londres, el más transitado de Europa, canceló por lo menos 130 vuelos, al tiempo que se suspendió el servicio expreso de trenes ntre el centro de Londres y los aeropuertos de Gatwick y Stansted. El fuerte oleaje obligó a cerrar el puerto de Dover, lo que interrumpió la navegación de transbordadores a Francia.

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La tormenta incluso llegó a afectar el volumen de intercambios en la bolsa ya que muchos no pudieron llegar hasta la City.

El organismo de previsión meteorológica, Met Office, que registró vientos de 160 kph, multiplicó las alertas este fin de semana para evitar que se repitiera lo sucedido en 1987, cuando minimizaron el impacto de la peor tormenta desde 1703, que dejó 18 muertos.

En Holanda, varias líneas ferroviarias cerraron y se produjeron demoras en los vuelos.

Mientras, en Alemania, la circulación de trenes regionales de Schleswig-Holstein, fronterizo con Dinamarca, fue interrumpida ayer y el tráfico ferroviario se vio también perturbado en Mecklembourg-Poméranie, lindante con Polonia y el mar Báltico.