Una celebración pasada por huevos y harina en Alicante

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Cada 28 de diciembre en Ibi, Alicante, hay juicios sumarios y sentencias radicales en la plaza del pueblo.

Cualquier civil que ose cruzar por la zona de batalla entre los enharinados y la oposición se expone a ser “castigado” con un pegajoso baño de huevos crudos y harina.

Ibi es un pequeño poblado de 23.000 personas, a 46 kilómetros de Alicante, muy cerca de la costa este de España.

Allí, el Día de los Santos Inocentes se celebra con una especie de “guerra” de huevos, en la que el gobierno temporal de els enfarinats (los enharinados, en catalán) se enfrenta o la oposición, todos disfrazados con viejos trajes militares y falsas condecoraciones.

El alcalde de los enharinados le añade al disfraz un enorme sombrero de copa y una vara de jerarquía, adornada con cebollas, ajos y zanahorias.

Durante el día, la ciudad está tomada por los guerreros y quien no se sume a la parodia, regresará a su casa al menos sucio y espolvoreado.

Conforme avanzan las horas, y según relata la página del Ayuntamiento , los opositores son cercados en la escalinata de la iglesia de la Transfiguración del Señor.

Allí se rinden y firman un “armisticio” con los enharinados, con una causa común: reunir fondos para el hogar de ancianos San Joaquín de Ibi.

“La recaudación del ‘impuesto revolucionario’ se realiza entre los establecimientos comerciales de la localidad. Por este motivo, según el alguacil de los enharinados, ‘la gente paga las multas con mucho gusto’”, agrega la página oficial.

El recuento concluye, que pese a la férrea batalla, no hubo bajas en ninguno de los bandos. Fotos: AFP.