París. EFE y AFP. Seis personas murieron y 22 resultaron con heridas graves ayer por el descarrilamiento de un tren en la estación de Brétigny-sur-Orge, a unos 40 kilómetros al sur de París, confirmó el presidente francés, François Hollande, que se desplazó hasta al lugar cuando todavía continuaban las labores de rescate.
Según detalló a los medios de comunicación, uno de los heridos graves se encontraba entre la vida y la muerte, y en total 190 pasajeros habían recibido tratamiento de los servicios sanitarios.
El tren, que conectaba a París con Limoges (centro) con 370 pasajeros, se separó en dos partes por razones aún desconocidas al llegar a gran velocidad a la estación de Brétigny-sur-Orge.
“Una parte del tren siguió la ruta mientras otro se inclinó de lado en la estación”, informó una fuente de los servicios de rescate.
Sobre las causas del siniestro, Hollande se limitó a señalar que los testimonios recopilados indican que “hubo un choque. Falta por conocer la naturaleza del choque”. Agregó que no se descartará “ninguna hipótesis” y anunció que habrá tres investigaciones: una de la Justicia, la segunda de la compañía ferroviaria SNCF y otra del Ministerio de Transportes.
“La gente corría en todos los sentidos. Tratamos de organizar las cosas, pero dependemos de los bomberos”, dijo el alcalde de Brétigny-sur-Orge, Bernard Decaux.
Decenas de vehículos de los bomberos y de la Policía estaban estacionados frente a la estación y todo el barrio circundante fue cerrado para permitir los rescates.
La circulación en las grandes líneas fue cortada de la estación de Austerlitz en París, de donde salió el tren accidentado.
El suceso acaece cuando Francia se apresta a conmemorar mañana la fiesta nacional.