Pocos musulmanes se acercaron este viernes a las mezquitas en Sri Lanka

Hubo fuerte seguridad alrededor en previsión de posibles represalias tras atentados terroristas

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Colombo. Pocos musulmanes de Sri Lanka se acercaron a rezar la plegaria del viernes en las mezquitas, fuertemente custodiadas, para evitar represalias por los atentados de Semana Santa contra iglesias y hoteles.

Algunas mezquitas habían anulado las oraciones del viernes en la isla del sur de Asia, luego de que el gobierno llamase a una “demostración de solidaridad” con las iglesias católicas que permanecen cerradas hasta que mejore la situación de seguridad en el país.

Muchos musulmanes, quienes representan el 10% de la población, permanecieron en sus hogares para orar.

Un grupo de kamizakes provocó una carnicería de 253 muertos el domingo en Sri Lanka, un país de 21 millones de habitantes, al atacar iglesias católicas y hoteles de lujo. La organización yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó este baño de sangre.

Los musulmanes esrilanqueses temen ser víctimas de actos de venganza por parte de las otras comunidades, así como también de los islamistas radicales, luego de que los líderes religiosos indicasen que se negaban a que los kamikazes fuesen enterrados en las mezquitas del país.

En los templos que mantuvieron sus plegarias el viernes en la capital, Colombo, la concurrencia era escasa. Los pocos fieles que se acercaron dijeron querer desafiar a los radicales con su gesto.

“Enviamos un mensaje a los extremistas que no lograrán que tengamos miedo o disuadirnos”, explicó Reyyaz Salley, director de la mezquita Dawatagaha Jumma. “Pero la principal razón por la cual estamos aquí es que queremos orar por las víctimas de los atentados contra las iglesias”, agregó.

Unos 20 policías y soldados protegían este viernes la mezquita Dawatagaha Jumma, amenazada en el pasado por islamistas, ya que alberga un santuario sufí. Los musulmanes sufíes son considerados por los fundamentalistas como herejes porque veneran a santos.

Las fuerzas de seguridad impedían a la gente pasar caminando o estacionar vehículos delante de la mezquita.

Ambiente tenso

Señal de la tensión que reina, Colombo es un hormiguero de rumores sobre posibles ataques con coche bomba. Perros entrenados inspeccionaban los bolsos en búsqueda de explosivos. Los fieles y periodistas eran cacheados antes de ingresar al interior del templo.

“No tenemos miedo. Tenemos que morir un día y eso puede pasar en cualquier lugar”, declaró Reyyaz Salley.

Pero todo el mundo no comparte su filosofía.Según su director, la mezquita recibe en forma regular hasta 700 fieles los viernes. Esta semana, eran cerca de un centenar.

La oración también fue reducida de una hora a15 minutos por razones de seguridad.

“Vine a rezar porque rezo aquí todos los días”, expresó Ahamed Riza, de 62 años, antes de escuchar el sermón del imán afirmando que el profeta Mahoma habría condenado estos atentados.

Del otro lado de la isla, en la costa oriental, las mezquitas estaban más frecuentadas el viernes. Más de mil hombres y niños participaron en la oración en la Mohiuddin Methaipali Jumma de la ciudad de mayoría musulmana de Kattankudy.

“Un pequeño grupo de gente perpetró estos ataques, pero algunos condenan a toda la comunidad musulmana esrilanquesa por esto. No es justo”, señaló Mohammed Ramesh, un responsable de la mezquita.

“Los que hicieron esto no son seres humanos. Todos los esrilanqueses tienen que unirse contra esto: budistas, cristianos, hinduístas y musulmanes”, afirmó."Desde los atentados, rezo cinco veces por día por las víctimas cristinas", concluyó.