Ciudad del Vaticano. AFP y EFE. El mundo está “sediento de esperanza”, pero los cristianos a menudo son “prisioneros de si mismos” y son incapaces de transmitir su optimismo, señaló este sábado el papa Francisco, quien celebró la víspera de la Resurrección en la basílica de San Pedro.
Jorge Bergoglio entró en la inmensa nave portando una vela. Un cortejo de cardenales y obispos lo seguían. Después repitió tres veces la frase en latín Lumen Christi (luz de Cristo) y la basílica se iluminó.
En esta ceremonia –también conocida como vigilia pascual– los católicos celebran la resurrección de Jesús en la noche posterior a la pasión, su crucifixión y el momento en que fue depositado en su tumba. El rito, de extrema solemnidad, también contempló largas letanías en latín.
Francisco recalcó cómo en estos días se necesita tanta esperanza y que es necesario difundirla y anunciar al Resucitado “con la vida y mediante el amor”.
“Si no es así seremos un organismo internacional con un gran número de seguidores y buenas normas, pero incapaz de apagar la sed de esperanza que tiene el mundo ” , agregó.
En una de las ceremonias más solemnes y cargadas de simbología de la Semana Santa, el Papa puso el ejemplo de Pedro que tras la muerte de Cristo no se dejó “ni dominar por sus dudas; no se dejó hundir por los remordimientos, el miedo y las continuas habladurías que no llevan a nada.
”Sin ceder a la tristeza o a la oscuridad, se abrió a la voz de la esperanza: dejó que la luz de Dios entrara en su corazón sin apagarla”, agregó el Vicario de Roma, quien también citó a las mujeres que acudieron al sepulcro.
El Santo Padre también aconsejó abrir “nuestros sepulcros sellados para que Jesús entre y los llene de vida” y deshacerse “ del rencor y las losas del pasado, las rocas pesadas, de las debilidades y de las caídas ”.
Entre estas piedras pesadas que deben removerse, Su Santidad citó “el ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no hubiera resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida ”.
Bautizo. Siguiendo la tradición de los primeros años de la Iglesia cuando los catecúmenos –adultos que aspiraban a convertirse al cristianismo– eran bautizados, el Pontífice también bautizó y dio la comunión a 12 personas.
Los nuevos cristianos fueron ocho mujeres y cuatro hombres y procedían seis de Albania, dos de Corea y los otros de India, China, Camerún e Italia.
Francisco continuará este domingo los ritos de la Semana Santa con la misa del Domingo de Resurrección en San Pedro y después leerá el mensaje pascual e impartirá la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) desde el balcón central de la basílica. fotos: EFE y AFP