Lampedusa, Italia. EFE y AFP. El papa Francisco denunció ayer la “globalización de la indiferencia” por la cual el hombre no se sienta responsable de las muerte de los inmigrantes indocumentados que pierden la vida en las travesías buscando un futuro mejor, e hizo un llamamiento para que hechos como esos no se vuelvan a repetir.
“Inmigrantes muertos en el mar, en esas barcas que en vez de ser una vía de esperanza se convirtieron en un camino de muerte”, manifestó el obispo de Roma.
Se refirió a la muerte de siete norteafricanos cuando trataban de llegar a las costas italianas encaramados en las nasas de un pesquero tunecino, que fueron cortadas por los tripulantes.
Francisco agregó que tras conocer la tragedia sintió que tenía que viajar a esa isla, la más meridional de Italia y situada a 113 kilómetros de la costas africanas, “para realizar este gesto de cercanía y también para despertar conciencias, para que lo ocurrido no se repita”.
El hombre actual –denunció– está “desorientado, no está atento al mundo en el que vive, no cuida y no custodia lo que Dios ha creado para nosotros, ni siquiera cuidamos los unos de los otros.
”Y cuando esa desorientación asume las dimensiones del mundo, se producen tragedias como esa”.
¿Quién es responsable? El Sumo Pontífice, echando mano de la obra Fuenteovejuna , del escritor español Lope de Vega, en la que todo el pueblo de esa localidad cordobesa se adjudica la muerte del gobernador, dijo que “todos los hombres y ninguno” se hacen responsable de las tragedias de los inmigrantes.
“¿Quien es el responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas. Ninguno. Todos respondemos: yo no he sido, yo no tengo nada que ver, serán otros, pero yo no. Hoy nadie se siente responsable de estos, hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna, hemos caído en el comportamiento hipócrita”, denunció.
El papa Bergoglio manifestó que la sociedad actual se ha convertido en una sociedad que ha olvidado llorar, llorar por las personas que han muerto en las barcas hundidas en el mar, por las madres que llevaban a sus hijos.
Igualmente, Francisco –argentino, hijo de inmigrantes italianos– pidió perdón para “aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que conducen a estos dramas”.
En su homilía, en un altar instalado sobre una barca, ante cientos de inmigrantes e isleños, el Papa condenó también “el tráfico de personas que explotan la pobreza”.
“Acabo de escuchar a uno de ellos, cómo han sufrido por traficantes de seres humanos que explotan la pobreza”.
A los centenares de musulmanes que asistían a la misa, el papa Francisco les deseó un buen inicio de ayuno por el mes de ramadán .